ECOSOFIA - ¿Evitar la destrucción del medio ambiente es atentar contra el progreso?
LUIS TAMAYO
Sección: | Publicación: 04.03.2007
Como debe haber Usted escuchado, en los últimos días se harepetido, en una estación de radio de nuestro estado, un spot
donde se sostiene que “los ecologistas” que estamos contra la construcción del libramiento norponiente estamos “en contra del progreso”.
Es verdaderamente triste encontrarse con mensajes de tal naturaleza pues, de lo que se trata es precisamente de lo contrario. Desde mi punto de vista progreso no es sinónimo de pavimentación ni de ampliación indiscriminada de la mancha urbana. Es más, las naciones realmente progresistas, los países verdaderamente desarrollados, lo han logrado cuidando sobremanera sus espacios verdes, sus bosques y demás zonas de recarga de acuífero.
Como señalé en una entrega anterior, los países tienden a repetir el modelo de sus grandes ciudades en las pequeñas. En nuestro caso, desgraciadamente, el modelo es la caótica ciudad de México, la de la grave inseguridad y el insoportable tráfico. Y todos sabemos que la razón del caos de tal ciudad estriba en que, desde hace décadas el negocio de muchos políticos mexicanos han sido las “concesiones”, es decir, la obra pública que, licitación o no de por medio, autorizan… aunque exigiendo la debida “mochada”. Es así como construyeron su fortuna algunos presidentes, gobernadores y muchos otros “servidores públicos” de nuestra nación.
Es por tal razón que no podemos confiar en que nuestras autoridades, por sí solas, logren frenar el crecimiento de la mancha urbana. A muchos de ellos, desgraciadamente, lo único que les interesa es la mochada que obtienen por autorizar los fraccionamientos a que dará lugar la devastación del Bosque Real de Tetela y del Corredor Biológico Ajusco-Chichinautzin.
Sabemos perfectamente que ya se han comenzado a vender cientos de hectáreas de las comunidades por donde atravesará el libramiento norponiente proyectado por Capufe. Estimado lector, no se deje engañar por tales spots radiofónicos. En lo relativo a la construcción del libramiento norponiente no se trata de “progreso”, se trata, simple y llanamente, de beneficio económico.
Aquellos que, aprovechando información privilegiada, compraron varias hectáreas del bosque norte de Cuernavaca no están contentos con el hecho de que las autoridades están haciendo caso a la demanda ciudadana de respetar dichos bosques en virtud del enorme beneficio que representan para la zona metropolitana de Cuernavaca (pues constituyen reitero, zonas de recarga de acuífero). Aquellos fraccionadores que compraron a poco más de 30 pesos el metro cuadrado esperan poderlo vender con más del mil por ciento de ganancia y mientras no cuenten con una vía que atraviese sus tierras no pueden hacer sus jugosos negocios. En Cuernavaca los ciudadanos tenemos que apoyar a nuestras autoridades para ayudarlos a resistir las presiones de los capitalistas ecocidas, de los fraccionadores desalmados a quienes no les duele derribar una árbol centenario ni acabar con la zona que recarga el agua de donde se nutren nuestros pozos. Y todo ello, concluyo, no es, de ninguna manera, “atentar contra el progreso” sino, precisamente, cuidar el patrimonio de nuestros hijos para que también ellos puedan contar con un medio ambiente sano y agradable.
Support Science Support Human Rights Activism
www.geocities.com/lagunezjaime
www.maketiaa-crefethical.org
www.frentecivico.org
POR UNA NACIÓN ETICA: http://www.dialogonacional.org.mx/pon27.html
The Human Rights National Award Mendez Arceo was received by the Frente
Civico of Mexico in 2004.
Sección: | Publicación: 04.03.2007
Como debe haber Usted escuchado, en los últimos días se harepetido, en una estación de radio de nuestro estado, un spot
donde se sostiene que “los ecologistas” que estamos contra la construcción del libramiento norponiente estamos “en contra del progreso”.
Es verdaderamente triste encontrarse con mensajes de tal naturaleza pues, de lo que se trata es precisamente de lo contrario. Desde mi punto de vista progreso no es sinónimo de pavimentación ni de ampliación indiscriminada de la mancha urbana. Es más, las naciones realmente progresistas, los países verdaderamente desarrollados, lo han logrado cuidando sobremanera sus espacios verdes, sus bosques y demás zonas de recarga de acuífero.
Como señalé en una entrega anterior, los países tienden a repetir el modelo de sus grandes ciudades en las pequeñas. En nuestro caso, desgraciadamente, el modelo es la caótica ciudad de México, la de la grave inseguridad y el insoportable tráfico. Y todos sabemos que la razón del caos de tal ciudad estriba en que, desde hace décadas el negocio de muchos políticos mexicanos han sido las “concesiones”, es decir, la obra pública que, licitación o no de por medio, autorizan… aunque exigiendo la debida “mochada”. Es así como construyeron su fortuna algunos presidentes, gobernadores y muchos otros “servidores públicos” de nuestra nación.
Es por tal razón que no podemos confiar en que nuestras autoridades, por sí solas, logren frenar el crecimiento de la mancha urbana. A muchos de ellos, desgraciadamente, lo único que les interesa es la mochada que obtienen por autorizar los fraccionamientos a que dará lugar la devastación del Bosque Real de Tetela y del Corredor Biológico Ajusco-Chichinautzin.
Sabemos perfectamente que ya se han comenzado a vender cientos de hectáreas de las comunidades por donde atravesará el libramiento norponiente proyectado por Capufe. Estimado lector, no se deje engañar por tales spots radiofónicos. En lo relativo a la construcción del libramiento norponiente no se trata de “progreso”, se trata, simple y llanamente, de beneficio económico.
Aquellos que, aprovechando información privilegiada, compraron varias hectáreas del bosque norte de Cuernavaca no están contentos con el hecho de que las autoridades están haciendo caso a la demanda ciudadana de respetar dichos bosques en virtud del enorme beneficio que representan para la zona metropolitana de Cuernavaca (pues constituyen reitero, zonas de recarga de acuífero). Aquellos fraccionadores que compraron a poco más de 30 pesos el metro cuadrado esperan poderlo vender con más del mil por ciento de ganancia y mientras no cuenten con una vía que atraviese sus tierras no pueden hacer sus jugosos negocios. En Cuernavaca los ciudadanos tenemos que apoyar a nuestras autoridades para ayudarlos a resistir las presiones de los capitalistas ecocidas, de los fraccionadores desalmados a quienes no les duele derribar una árbol centenario ni acabar con la zona que recarga el agua de donde se nutren nuestros pozos. Y todo ello, concluyo, no es, de ninguna manera, “atentar contra el progreso” sino, precisamente, cuidar el patrimonio de nuestros hijos para que también ellos puedan contar con un medio ambiente sano y agradable.
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