México Poder Autónomo

sábado, 28 de abril de 2007

Radiografía de la dominación en México III y última

Enrique Pineda[1]
cebrion1@gmail.com

Si la hierba arde es porque está seca
campesino de guerrero

Puede consultarse la primera parte en
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=43595, y la segunda accediendo
a: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=46962 Sus versiones como pdf
pueden descargarse en La Haine:
http://lahaine.org/index.php?blog=3&p=20404

El pacto de elites por el cual el cambio de régimen y la alternancia
fueron posibles en México, ha constituido una relación central basada en
la clase política. El proceso de reforma limitada que dio acceso al
Estado a la derecha e izquierda institucionales abrió la puerta para
incorporar a las elites políticas en ascenso y con ello asegurar la
gobernabilidad. Sin embargo es un pacto inestable. En los próximos años,
puede haber numerosos y nuevos reacomodos al interior de la clase
política. Ninguna de ellas significa transformación alguna en México. La
clase política ha entrado en una fase de estancamiento y decadencia, en
un proceso autorreferencial que constituye una relación política
“central” para medios, academia y poder económico.

Como hemos dicho, esta relación central está basada en el Estado liberal
democrático cuyas fronteras NO incorporan a los de abajo ni construyen
mediaciones importantes – como en el viejo Estado de bienestar- que
domestiquen a los movimientos antisistémicos. Esto constituye una
relación excluyente pero que goza de una legitimidad impresionante, sólo
explicable por los enormes aparatos ideológicos de propaganda de las
elites y de la academia dominante.

El poder y lo político desde esta visión – pactada entre las tres
fuerzas políticas en la década de los noventa con distintos grados de
cooperación – es una esfera estadocéntrica, nucleada en las
representaciones partidarias, centralizada en la clase política. El
monopolio de la decisión y del poder en una minoría ante los ojos de las
mayorías se vuelve legítimo. Todo lo político DEBE desarrollarse al
interior de este núcleo que goza de legalidad y legitimidad. Todo lo
demás es secundario, poco relevante, o hasta ilegal y debe suprimirse,
contenerse o ignorarse. Por ello, los movimientos antisistémicos han
sido empujados hacia una relación periférica admitida por la izquierda
partidaria, preconizada por los altos medios de comunicación, tolerada
con beneplácito por el mercado y teorizada y legitimada por los
intelectuales. Todos juntos miran hacia el núcleo de la dominación y
toda la energía sistémica se centra en hablar, pactar, incidir,
difundir, legitimar esta relación
central dominante a la que le llaman normalidad democrática.

La clase política, autista y autorreferencial, que cree en el pacto
liberal democrático percibe como su peor enemigo a la misma clase
política, y no a los movimientos y las resistencias. Si bien les teme y
las mira con preocupación, la disputa central es por recomponer el orden
estatal con una mayoría que asegure gobernabilidad. Ellos, y junto con
ellos los medios y la academia, no le conceden a los movimientos la
estatura para entrar a la disputa central. Para la derecha ni siquiera
son interlocutores válidos. La derecha institucional reconoce como
interlocutor a la izquierda partidaria, no así a los movimientos. Por
eso, la disputa de elites –hasta ahora- no utiliza la violencia y la
represión contra la izquierda partidaria. Ellos son parte del núcleo
dominante y el pacto de elite asegura cierta “civilidad” – que incluyó
el fraude, pero no el asesinato-. NO es así con los movimientos, que
son identificados como interlocutores NO válidos, como errores o
deficiencias
del sistema que deben ser controlados, reprimidos, ignorados y de ser
posible, eliminados. Son –para ellos- apenas grupos de presión, minorías
premodernas, grupúsculos radicales. Una parte de los movimientos analiza
que el principal adversario de la derecha son los movimientos. No lo son.
Es la izquierda institucional a la que le concede la existencia y la
interlocución. Los movimientos quedan entonces en una situación aún más
angustiante, expuestos por completo a una represión estatal que poco o
nada concederá. Pero esta ceguera e incomprensión de la derecha, tarde o
temprano, le costará caro, pues los movimientos están madurando y aunque
ahora chocan contra una muralla de desprecio, es probable que esta
energía social la desborde.

Por otro lado, la izquierda partidaria reconoce relativamente a algunas
de las resistencias y movimientos; pero lo hace igualmente desde una
relación central que las subordina a su propia lógica. La izquierda
partidaria puede consultar, hacer foros, abrir algunas diputaciones,
impulsar algunas reformas y compartir marginalmente el poder con algunas
dirigencias de los movimientos. Pero ellos, la izquierda partidaria, se
reconocen como la democracia misma. Consideran que el que ellos ejerzan
el poder es la demostración del cambio democrático. La izquierda
partidaria puede dar más concesiones, pero su lógica no mira hacia abajo
y hacia fuera de la clase política, sino hacia adentro y toda su energía
y su estrategia está destinada a consolidarse en el poder. Quienes
suspiran por los aparatos burocráticos de la izquierda partidaria y los
gobiernos estatales donde gobiernan, han perdido la brújula y la
crítica. Es claro que se ha consolidado una fuerza centrípeta sistémica
de
la que es parte la izquierda partidaria y es un camino sin retorno. NO
habrá recomposición alguna sino deterioro y mayor corrupción al interior
de esa elite en ascenso.

El pacto de elites tuvo un impacto profundo en las resistencias, la
izquierda y los movimientos antisistémicos. Desgarró a los movimientos y
organizaciones que decidieron orbitar alrededor de este pacto frente a
los que decidieron continuar resistiendo al poder y la dominación.

Las llamadas organizaciones no gubernamentales y la academia progresista
y de izquierda, durante los noventa, en el contexto de una sociedad
civil un tanto débil, con movimientos apenas germinando y frente a la
insurgencia de un actor determinante como el zapatismo, jugaron un papel
protagónico. Sin embargo, el espejismo engañabobos de la transición
democrática reordenó el rol que desempeñaban. Como siguiendo al
flautista de Hamelin, la mayoría de ongs, intelectuales y académicos
acudieron a girar en torno del poder y al pacto de elites. Las ongs
abandonaron la defensa de derechos para enclaustrarse en importantísimos
lobbys y comisiones con el Estado. Sustituyeron la educación popular y
la calle para prepararse a incidir en las políticas públicas, que por
supuesto, a nadie le importan, pero dan un aura de inclusión, diálogo y
legitimidad al Estado. Los intelectuales y académicos desde entonces,
construyen sesudas opiniones que hablan sobre fortalecer al Estado,
negociar
estratégicamente, y hasta proliferan que la democracia es posible dentro
del capitalismo. Nada de esto tendría importancia si estas elites de
centro-izquierda no fueran reconocidas como referentes de opinión en los
medios de comunicación. Con una importancia sobredimensionada
mediáticamente, estos actores han abandonado a las luchas de abajo y
fortalecen la relación central de la clase política y hasta “teorizan” la
periferialización de los de abajo: no tienen propuesta dicen unos, son un
buzón de quejas, son apocalípticos, radicales y soñadores dicen otros,
son sectarios y poco estratégicos dice alguno más, son deformaciones y
populismos del pasado dicen también. Cabe señalar que un puñado de
organizaciones civiles y académicos, se han plegado con los movimientos,
tomando postura con los de abajo.

La relación central de la clase política no significa una separación
total de movimientos y poder político. Lo que significa, es un poder
atractor impresionante que SUBORDINA a muchos de los movimientos
sociales a la lógica dominante- y de ello hablaremos más adelante-.

El pacto de elites sirvió a la vez como un embudo y como un filtro. Si
el movimiento que exigía democracia y libertad contra el viejo régimen
priísta podía convertirse en un verdadero peligro para el Estado, el
pacto de elites lo que indirectamente provocó es lograr mediatizar esta
enorme fuerza social y contenerla dentro de los parámetros de la
democracia de elites que vivimos. La conducción del viejo partido
oficial, la anuencia de la derecha y la relativa cooperación de la
izquierda partidaria sirvió a la vez como un filtro, no dejando entrar a
los movimientos más peligrosos o de carácter antisistémico. Dentro,
quedaron todos los movimientos que pudieron ser contenidos y filtrados,
orbitando alrededor de la relación central de la clase política y sus
instituciones. Fuera, quedaron quienes atentan contra la estabilidad de
la dominación, cuyas demandas profundas hubieran abierto una reforma
radical de la nación. Fuera quedó el zapatismo y con él, una pléyade de
movimientos, microresistencias, y nuevos sujetos sociales.

Esta percepción de la centralidad de la clase y el sistema político
(estadocéntrico, orbitando alrededor de la elite) ha desgarrado la
estrategia de los movimientos democratizadores, las resistencias y los
movimientos antisistémicos: mientras en los noventa el horizonte de la
democratización y el cambio de régimen pareció unir a las izquierdas
todas, a partir del cambio presidencial, y pasada la cruda de la
alternancia, las izquierdas y los movimientos se quedaron sin horizonte.
La alternancia se había logrado. Treinta años de lucha por la democracia
habían sido mediatizados y utilizados por la elite. Los movimientos y la
fuerza de abajo, le abrieron la puerta del poder a los de arriba, pero
ellos a su vez, les cerraron la puerta en sus narices. Sin horizonte de
lucha, pero en medio de la erosión del viejo régimen y de la decadencia
de las viejas relaciones corporativas y clientelares, las resistencias
han acelerado su maduración. Sin embargo, las izquierdas se
apresuraron – ortodoxamente – a proponer programas y proyectos de nación.
Pero no hay programa sin sujeto social. El zapatismo, por ello, ha puesto
el énfasis en las prácticas sociales alternativas y los sujetos y
movimientos que están luchando para luego generar desde abajo un programa
aglutinante, quizá de los proyectos más ambiciosos de los últimos
tiempos.

Por otro lado, frente a la pérdida de horizonte han surgido entonces
varias tendencias articuladoras entre la llamada “izquierda”: la primera
y dominante, que busca limar las aristas más filosas del neoliberalismo;
la segunda, tradicional, que busca el regreso del viejo pacto social y
sus beneficios, la tercera, que se considera antisistémica y
anticapitalista. Estas diferentes tendencias articuladoras son la
respuesta a la alternancia y al pacto de élites. Significan distintos
horizontes, una vez empujada la alternancia y demostrada también su poca
relevancia, y la falta de transformaciones significativas a favor de
los de abajo. A diferencia de la década de los 90, es improbable la
sinergia de estas articulaciones y tendencias, porque el horizonte de
lucha necesariamente los lleva a estrategias distintas.

Sin embargo, surge una paradoja: en contraflujo de la relación central
de la clase política, con la mayoría de los canales estatales atrofiados
para encaminar sus demandas y en medio de un feroz avance de las
relaciones dinerarias y de la acumulación por desposesión y de la
superexplotación, en México, los sujetos sociales está surgiendo,
creciendo y madurando.

La terca realidad ha venido a pararse en frente de la democracia de
pocos, con pocos y para pocos, que de manera insultante vocifera la
normalidad democrática. Abajo se sufre del avance de la depredación y
devastación del control territorial y de los recursos que impone la
intensificación de la acumulación. Ninguna clase política plantea
detener este proceso, en todo caso, unos proponen que se haga
“legalmente” y con cuidado y otros sin ningún freno. El control de
tierras, territorios y recursos y con ellos los mercados y la
acumulación han despertado innumerables resistencias por todo el país.
Esas resistencias, que no respetan clase, ideología, ni vanguardias,
surgen por todas partes. La realidad capitalista arrasadora, ha
reordenado el trabajo, las identidades, pero también ha atizado a las
resistencias y a sujetos y movimientos no tradicionales.

Esa realidad es indispensable analizarla. La realidad de los de abajo.
El recorrido nacional del EZLN en la otra campaña es un intento por
visibilizar a los de abajo y a la realidad de la periferia. Aquí cuatro
procesos que nos parecen fundamentales para entender a los de abajo, a
pesar de no ser los únicos.

I. Excluidos.

México se transformó en los últimos veinticinco años. Tres de cada cinco
trabajadores en México laboran sin ningún tipo de protección jurídica
sobre el empleo. (INEGI 2002) Es el nuevo precariado, mayoritario, pobre
o paupérrimo, intentando sobrevivir. De estos tres trabajadores, uno es
campesino, uno más es parte de la economía “informal” y el último,
aunque es trabajador en alguna empresa, está indefenso al ser contratado
por fuera de las normas legales. Estos trabajadores o bien laboran en
condiciones de superexplotación, o bien no son asalariados y trabajan
por su cuenta, o incluso, no reciben ingreso alguno como es el caso de
la producción de autoconsumo en miles de campesinos.

Trabajo infantil y juvenil, trabajo temporal, trabajo doméstico,
maquila, jornaleros agrícolas, comercio informal, producción de
autoconsumo, micronegocio, micro taller, bajísimos ingresos, cero
prestaciones, trabajo familiar sin remuneración, superexplotación o
autoexplotación, incertidumbre en el empleo, fácil despido, feminización
de la explotación, actividades riesgosas, trabajo a destajo y hasta
trabajo esclavo son sólo algunos de los rostros del precariado mexicano.
Esta franja es enorme: alrededor de 25 millones de trabajadores
pertenecen a lo que llamamos precariado: 9.5 millones es el sector
informal, 8.6 millones en trabajos formales pero sin protección legal
alguna, y poco más de 7 millones en el empleo agrícola no protegido.

Si nombramos lo obvio es por varias razones. La primera, es el efecto
desgarrador del tejido social, la identidad y el arraigo que este tipo
de trabajo provoca. La fragmentación debemos verla como una imagen que
remite a una mutiplicidad de sociedades, suerte de islotes,
caracterizados por lógicas sociales heterogéneas, que operan como
registros multiplicadores de la jerarquía y la desigualdad. (SVAMPA
2005)

La fragmentación infinita condiciona – más no determina- el tipo de
resistencia de esta enorme capa social. Que la resistencia surja en
ambientes de represión absoluta de la organización, en la
individualización y competencia de los mecanismos de sobrevivencia y en
la desesperanza absoluta parece sólo una quimera. Esto es un feroz
obstáculo –pero no insalvable- para la organización de la resistencia.

El efecto de expulsión y exclusión que ello significa es nuestra segunda
razón. Si bien buena parte del precariado se encuentra articulado de
manera subordinada a redes de producción económica dominantes tanto
“nacionales” como globales, lo cierto es que la exclusión del circuito
dominante de poder y producción económica estratégicas empuja a vastos
sectores precarios a una situación de indefensión y desposesión
insoportable. La mayoría de ellos y ellas se encuentran fuera de las
relaciones sociales integradoras del Estado. La forma industrial de
producción era también una forma de organización social, ligada
estrechamente a una forma de “Estado nacional”. Al desestructurarse y
reorganizarse este complejo sistema, miles quedan fuera de las redes de
bienestar que implicaban el llamado fordismo. Alcanzan, aunque sea
potencialmente, el mayor grado de desposesión. La cuarta guerra mundial,
de la que hablan los zapatistas, explicada como una guerra de conquista,
despojo y
expulsión para repoblar por la acumulación dominante, simple y llanamente
deja a millones sin estrecho alguno para sobrevivir.

Esto explica la respuesta de estampida, huida y expulsión representada
en la migración, pero también en el crecimiento del narcotráfico y otras
redes criminales. La situación de abandono y olvido combinadas con
ciertas dosis de control y neoclientelismo, mantiene mecanismos de
dominación relativamente efectivos sobre una población crecientemente
desesperada y radicalizada.

Aún ahí donde parece que no hay más que olvido y exclusión hay formas de
control y de dominio. La utilización de la pobreza y su creciente
demanda de bienes y servicios en un reconfigurado clientelismo de
partido, teje por todas partes, redes y clientelas con fuertes dosis de
corrupción en la gestión gubernamental donde se confunden partidos y
estado, cuadros gestores y funcionarios, dirigentes y diputados locales,
cacicazgos barriales o comunitarios y asesores y burócratas
gubernamentales. El pacto de elites al que le llaman transición a la
democracia no desarticuló muchas de las relaciones clientelares, más
bien, abrió el monopolio de control clientelar al que hoy accede
ampliamente la izquierda partidaria. Todos se sirven del clientelismo de
partido y la gestión como mecanismos de control y dominación con enormes
franjas de desposeídos. Si bien el acceso a prebendas se ha restringido
en las últimas décadas, el desvío de recursos, el tráfico de
influencias, el fraude,
la utilización pragmática de sectores populares siguen siendo la regla en
la forma de articulación con segmentos del precariado de TODA la clase
política con distintas dimensiones y mecanismos. Es una especie de nuevo
clientelismo neoliberal, o una mutación del modelo de dominación política
donde se construyen un conjunto de políticas asistenciales que invocan
una visión consensual o no conflictiva de la política.

En resumen, fragmentación, desgarramiento y devastación así como el
neoclientelismo-corrupción son las herramientas de la dominación en esta
enorme franja social. Los sin fama, sin poder y sin dinero se reúnen en
el precariado. Los que a nadie importan. Incluso a la izquierda: el
sindicalismo ha abandonado a su suerte a desocupados y precarios; la
izquierda ortodoxa no ve más que lumpenproletariado sin ningún potencial
“estratégico en la correlación de fuerzas”; y la izquierda partidaria
sólo ve intercambio directo de votos por favores si es que acaso logra
verlos. Esa es nuestra tercera razón.

Numerosas fisuras en la dominación se están abriendo. Luchando a la vez
por sobrevivir y contra la fragmentación y pulverización de la
resistencia. En medio de condiciones precarias, en medio de la represión
invisible para el país, con el abandono de la mayor parte de la
izquierda, pequeñas microresistencias surgen aquí y allá, desafiando la
teoría y la dura realidad, que pronosticaban que ahí nunca sucedería
nada. El crecimiento y la maduración de estas pequeñísimas fisuras -que
por doquier aparecen, se organizan y resisten- es fundamental.

Las imágenes de una joven mujer maquiladora, de un jornalero agrícola, y
de un joven comerciante en la calle son los símbolos de los trabajadores
precarios en México. Esta “nueva” reconfiguración es determinante para
entender lo que sucede en nuestro país y esencial para construir las
resistencias.

II. El dinosaurio sigue ahí. Incluidos pero subordinados.

Imaginemos por un momento que el viejo régimen era una faraónica
construcción cuyo material esencial era el corporativismo. Ese inmenso
edificio permitió incluir y a la vez subordinar a los trabajadores
sindicalizados en un proceso unificador y homologante que le daba
cohesión y sostén a la dominación y la hegemonía del régimen. Ese viejo
edificio –la relación corporativa- empezó a entrar en decadencia desde
hace tres décadas, y sin embargo se mantiene en pié. Aunque existen
numerosos cambios y reacomodos, las inercias aún mantienen viva la
estructura del edificio. De vez en cuando se desmorona una sección, o
nuevas y grandes fisuras se abren en el edificio. Pero hasta ahora no ha
colapsado.

Sólo uno de cada diez trabajadores en México está sindicalizado. Ello
debiera relativizar el poder sindical, que sin embargo, es muy alto por
el rol que jugaron en el pasado. De este universo sindical, seis
trabajadores de cada diez pertenecen al sector servicios y sólo cuatro,
son parte de la industria. Prácticamente todo el sector industrial sigue
controlado por las viejas centrales o confederaciones que durante 80
años han desmovilizado, despolitizado y controlado la organización
obrera. Aquí está claro que la democracia se detiene a las puertas de
las fábricas. En todo el sector industrial la contención, represión y
desarticulación de cualquier disidencia o forma autónoma y libre de
control de los trabajadores sigue siendo la regla, aunque cada vez con
mayor dificultad. A pesar de que cada vez es más difícil controlar el
voto de los trabajadores, -en el pasado forzado a apoyar al partido
oficial- aún mantienen a raya a las disidencias, y la libertad de
organización. No hay que menospreciar que en grandes y estratégicos
sindicatos como el de petroleros (aglutina alrededor de 28 mil
trabajadores), la domesticación a través de enormes y excepcionales
concesiones es el mecanismo -junto con la corrupción- de mantener
pacificados a los trabajadores.

Es en el sector servicios donde se han abierto mayores disidencias y
resistencias. (servicios de educación, investigación, salud y asistencia
social) Sin embargo lo que podríamos llamar un sindicalismo de
concertación en este subsector sigue teniendo como patrón al Estado.
Está claro que el sindicalismo con una fuerte historia de articulación
estatal institucionalizó su corporativismo y pagó caro con su libertad y
autonomía su subordinación. Pero también está claro que esta
subordinación fue pactada con beneficios directos a los trabajadores, en
particular, con la estabilidad del empleo, las condiciones generales de
trabajo, servicios sociales y seguridad social. (OSORIO 2004). Esto ha
creado un segmento de trabajadores relativamente prósperos, con grandes
diferencias con el precariado, con estrategias de resistencia –hasta
ahora- mucho más reservadas y con una estrategia reactiva al proyecto
neoliberal, por las implicaciones que tiene en la transformación de esas
condiciones de vida alcanzadas y convertidas en derechos.

Este sector de trabajadores es de alguna forma una isla de relativo
respeto a los derechos colectivos de los trabajadores, en medio de un
vasto océano de precariedad. Cuando el sindicalismo vocifera sobre los
peligros del neoliberalismo para los trabajadores quizá es demasiado
tarde, ya que la mayoría de los trabajadores ya laboran en medio de la
desarticulación y la sobreexplotación. La marea de desregulación en la
mente neoliberal debe seguir creciendo. Las reformas o modificaciones
legales a varios de los mecanismos de regulación de la relación laboral
o de seguridad social con el Estado, son los últimos vestigios de los
derechos de los trabajadores. La ofensiva ya ha cubierto la mayoría de
sus metas de desregulación. Cuando el sindicalismo vocifera que
defenderá a los trabajadores, quizá es demasiado tarde, porque la
mayoría de los trabajadores no fueron defendidos.

Sin embargo, el sindicalismo estatal es todavía enorme y es posible que
veamos importantes resistencias en los próximos años, bajo los límites
que hemos dibujado. La estrategia sin embargo, es limitada, ya que está
basada en defender una situación creada en el pasado, con tintes
gremialistas, confusa para el resto de la población y poco relevante
para la mayoría de los trabajadores, que ya laboran por FUERA de las
relaciones reguladoras y de seguridad que antes otorgaba el Estado y
que, hay que decirlo, nunca fueron universales ni incluyeron a toda la
población.

La capacidad de concertación de este viejo sindicalismo se ha reducido,
pero no desaparece. Las numerosas iniciativas para reordenar la relación
de este sindicalismo con el Estado, -todo ello en el ambiente
neoliberal- han generado numerosas reacciones y resistencias. Las
diferencias por la dirección y protagonismo en la conducción para
enfrentar estas modificaciones y la erosión de la relación orgánica que
se tenía con el Estado han comenzado a abrir fuertes disputas internas.
Muchas de ellas, son disputas al interior de las cúpulas sindicales y no
procesos de democratización y organización de los trabajadores. Son
reyertas por el botín de la representación que desembocan en diferencias
de filiación partidaria, pero de ninguna manera son diferencias del
proyecto de sindicalismo o de trasformación nacional. Confundir esas
disputas con un movimiento obrero es común.

Por otro lado, la sindicalización se encuentra concentrada en ciertas
regiones, otra razón por la que su poder nacional no es total, y por la
que existen otras formas de resistencia en numerosos estados del país.
La tasas más importantes de sindicalización se encuentran en la región
capital de México (Ciudad de México y Estado de México con el 27.31% de
los sindicalizados), le sigue la región Noroeste (Baja California Norte
y Sur, Sinaloa y Sonora con el 11.41%). El resto del territorio nacional
sufre de un bajísima sindicalización. Los llamados a paros nacionales
son, considerando este factor, un tanto panfletarios. Más del 50% del
sindicalismo se ubica en micro y pequeños establecimientos. Si agregamos
los medianos establecimientos, cerca del 64% del los trabajadores
sindicalizados son agrupaciones pequeñas, con mínima resonancia, poca
capacidad de movilización y con poco poder de negociación. (HERRERA
2003)

Aún así, a pesar de la relatividad del movimiento obrero tradicional,
existen numerosas y pequeñas fisuras en todo el entramado sindical.
Algunas, apenas sobreviven en medio de la disputa de las cúpulas
sindicales, otras más, conviven con el sindicalismo tradicional charro,
sin capacidad alguna de crecer, y otras resisten y trabajan por aumentar
el grado de organización, conciencia y autonomía. Son disidencias
pequeñísimas, que aquí y allá luchan a la vez, contra el neoliberalismo,
contra sus propios líderes y contra la inercia de una cultura política
sindical delegativa, poco participativa y con un profundo culto al
liderazgo y al personalismo. Estas pequeñas disidencias se han
multiplicado en los últimos años, despertando la participación, pero sin
ser, aún, grupos visibles. La maduración de estas microresistencias es
esencial, además, porque la izquierda más tradicional –hipermarxista o
ultramoderada, da igual – privilegia esencialmente la alianzas con
direcciones
corruptas y no el apoyo, acompañamiento y hermanamiento con las pequeñas
disidencias.

Finalmente, a pesar de la existencia de procesos de amparo jurídico y
algunas jurisprudencias, “El marco jurídico que aún rige en México las
relaciones de los trabajadores del sector público, mantiene vigente el
intervencionismo estatal en el derecho colectivo del trabajo,
restringiendo la autonomía e impone reglas de excepción”. (OSORIO 2004).
Está claro que el pacto de elites – del que hemos hablado a lo largo de
este texto – por el cual se mantiene aún la gobernabilidad, es sumamente
limitado y no incluyó ningún tipo de transformación social positiva. Al
analizar el sindicalismo es evidente que la supuesta transición
democrática no alcanza ámbitos más allá de lo electoral y parcialmente
el poder político. Ninguna reforma democratizante se ha realizado ni se
impulsa, bien por la propia resistencia del sindicalismo tradicional que
se opone a perder más poder, bien porque la prioridad neoliberal es
hacer retroceder aún más a los trabajadores organizados.

En resumen, el viejo sindicalismo ha entrado en coma, pero vive, lucha
por mantenerse con vida y su muerte no parece cercana. El
desmoronamiento de la estructura corporativa es más por falta de
mantenimiento que por desplome o por desarticulación por el impacto de
alguna reforma o movimiento democratizador. Al pequeño sector sindical
en la industria se le mantiene controlado o desarticulado y el
sindicalismo de servicios se encuentra a la defensiva y con disputas
internas en sus direcciones. El resto de los trabajadores se encuentra
diseminado y fragmentado, con poca resonancia. Donde la ortodoxia
izquierdista ve grandes posibilidades y movimientos de trabajadores,
nosotros vemos descomposición y disputa de las direcciones. Donde la
izquierda tradicional ve pocas capacidades estratégicas nosotros vemos
microresistencias y fisuras de la dominación.

III. Olvidados

El campo, en el viejo régimen priísta, era el laboratorio de la
dominación e intervención estatal para mantener la hegemonía a través
del pacto corporativo. El ejido fue una herramienta radical de
apaciguamiento del México bronco, rebelde, que siempre se resistió desde
el campo. Poco antes de la llegada neoliberal, en México y especialmente
en el ámbito rural persistía un estado superinterventor, autoritario,
pero inclusivo, que si bien ordenaba las relaciones orgánico-comerciales
de la mayoría del campesinado, también otorgaba concesiones importantes
para mantener el control.

Hasta el momento que México viró sus políticas económicas, se había
logrado controlar relativamente a los poderes locales que basados en el
intermediarismo y el coyotaje absorbían las ganancias del trabajo rural.
Esto se había logrado a través de un vasto entramado institucional y
burocrático que ligaba orgánicamente a las representaciones campesinas a
instituciones estatales intermedias y a través de ellas al acceso al
crédito, la asistencia y en general la intervención estatal, que salvaba
al campesino del coyote, pero lo incluía en su red de subordinación y
corporativismo.

Pero aquí el reordenamiento de la acumulación ha sido devastador. El
neoliberalismo arrasó con esa enorme y compleja estructura de
intervención estatal abandonando al campesino mexicano a su suerte. La
contracción estatal en un sector donde su presencia era determinante ha
sido arrasador. Ha reaparecido – aunque nunca se fueron del todo- el
intermediarismo y el coyotaje pero a ello hay que sumarle el crecimiento
de las empresas multinacionales, alentadas por el Tratado de Libre
Comercio con América del Norte. El campesino queda atrapado entre esas
dos fuerzas, unas locales-regionales y otras globales –en muchas
ocasiones articuladas entre sí- en medio de la caída de los precios
internacionales de varios productos agrícolas. Estas dos fuerzas
asfixian al campesino en la comercialización; la contracción del Estado
le quita el oxígeno a la producción y el despojo de tierras a través de
programas como el PROCEDE o el PROCECOM es el tiro de gracia para el
campesino.

En medio de estas condiciones, sólo los campesinos que elevaron la
productividad al máximo, que lograron reducir sus costos de producción y
donde los precios se mantuvieron competitivos lograron salir adelante.
Estos son una minoría de alrededor del 5% de los productores rurales. El
resto han sido desplazados del mercado y las importaciones los han hecho
a un lado. El modelo antes inclusivo pero subordinador en lo político,
ahora es excluyente, pero supuestamente “liberador” en lo político:
bienvenido a la democracia.

La negociación para abrir mercados sacrificó a la mayor parte de la
producción mexicana y junto con ella a los campesinos mexicanos. El 29%
de los campesinos son pequeños y medianos productores ejidales y aunque
tienen el 65% de la tierra en nuestro país, es difícil defenderse.
Generalmente productores de granos, han sido desplazados por las
importaciones, muchas de ellas provenientes de Estados Unidos. El 55%
del campesinado es minifundista, poseedores de unas 2 hectáreas de
tierra en promedio, que representa sólo el 10% de la tierra. (SALINAS
2004) Deben, para sobrevivir, combinar su trabajo productor de
autoconsumo como jornaleros – o en otras actividades precarias- en
condiciones difíciles de trabajo y por ello la línea divisoria con el
precariado es sumamente permeable. Aunque se posea la tierra, vivir de
ella se ha hecho casi imposible. El modelo los arroja, expulsa y empuja
hacia el precariado, la migración, o a las actividades del narcotráfico.
Esto crea una
división estratégica. Los primeros, con mayor tenencia de tierra, tienden
a luchar en el ámbito de la comercialización de sus productos y por tanto
la necesidad de gestión frente al Estado para recibir apoyos es
fundamental; en medio de una larga tradición corporativa y delegativa,
organizaciones gremialistas – ligadas a la izquierda partidaria o del
priísmo anquilosado – la gestión, ciertos clientelismos y hasta la
utilización partidaria son comunes. El resto –la mayoría- son productores
de autoconsumo, con menor articulación de la organización. El trabajo
temporal, migrante o jornalero impide mayor organización campesina. Su
situación es tendencialmente más desesperada y más inorgánica. Para ellos
el olvido y el desprecio es lo común.

Esta diferencia crea una división entre pobres y paupérrimos que la
izquierda tradicional ni quiere ni le importa ver. Los segundos también
han sido abandonados a su suerte, con la explicación de la dificultad de
la organización y otros pretextos, que ocultan la estrategia de una
buena parte de la izquierda que no lucha si no hay dividendos, y que se
le olvida la injusticia y la pobreza si luchar por los que la sufren no
aparece en los medios y no les permite negociar posiciones políticas.

IV. La autoderrota.
"Eres libre", nos dicen los poderosos y sus gobiernos: "puedes escoger
entre el garrote o la zanahoria" (subcomandante insurgente Marcos)
A río revuelto…
La erosión del viejo control corporativo ha provocado el inicio de un
parcelamiento del poder piramidal al interior de la organizaciones
campesinas, obreras y hasta populares en las que se sostenía el viejo
pacto hegemónico. Una batalla interna, entre priístas de todos los cuños
por la conducción del aún pesado aparato es resultado de la
descomposición y de la disolución de la disciplina que venía de arriba
hacia abajo desde el presidencialismo.

Al igual que en la clase política, hay una disputa entre las elites
sindicales, pero sin reforma democrática alguna. Hemos visto en estos
últimos años la movilización de cañeros integrantes de la CNC, amenaza
de huelga de los petroleros, paros del Sindicato de Trabajadores del
Distrito Federal, rupturas al interior de las federaciones de burócratas
y hasta violencia entre corrientes de mineros y metalúrgicos. Una
batalla abierta por el control de los sindicatos y por las prebendas que
estos significan es fruto de la descomposición del sindicalismo
tradicional.

La división al interior de las cúpulas gremiales ha llevado a distintas
posiciones de cómo relacionarse con el Estado y con el resto del poder
de la clase política. En todos los casos, han surgido corrientes que
buscan acomodarse a las nuevas circunstancias y llegar a un acuerdo con
la nueva derecha presidencial. Otros, más astutos, saben que deben
mantener algún tipo de legitimidad frente a las bases trabajadoras y por
tanto deben orientar el discurso y la filiación partidaria hacia la
oposición. Se juega la representación de miles de obreros y el poder que
ello representa al negociar con el Estado.

La izquierda partidaria institucional, pero también una pequeñísima
izquierda ortodoxa por fuera de los registros oficiales esperan que esta
disputa les genere beneficios. Unos por votos y acuerdos clientelares,
otros para la acumulación de fuerzas propias. Esta estrategia pragmática
no quiere reconocer que la disputa cupular gremial es más una pelea por
poder que programática, una riña por el control vertical de los
representados y no un enfrentamiento por democracia en sus
organizaciones. El PRI y sus viejas organizaciones gremiales se están
desmoronando lentamente y estas izquierdas sólo esperan pacientemente a
cachar fracciones de poder, corrientes y líderes descontentos. Esta
estrategia incluye aceptar a líderes represores o corruptos, líderes
autoritarios y hasta asesinos, ligados a las mafias gremiales que por
años se incubaron en el viejo régimen. Mientras estas alianzas arriba se
llevan a cabo, abajo poco cambia con el control y la dominación
cotidianas de los
trabajadores. Algunos académicos e intelectuales incluso han intentado
justificar “teóricamente” esta estrategia pragmática, soslayando además
que las izquierdas que utilizan este desmoronamiento cupular son las más
utilitarias y en realidad buscan hacer crecer sus cuotas de poder en aras
de intereses sectarios , que buscan el control o –ilusamente- la
hegemonía dentro de su partido o en el movimiento fuera de él.

No estamos diciendo que cualquier desprendimiento del viejo gremialismo
sea sólo un proceso cupular o que quien se acerque a ellos puede perder
su “pureza” antisistémica – si es que esto existiera- . Lo que
intentamos hacer es desnudar el pragmatismo que en la izquierda
partidaria se maquilla de pluralismo ideológico al interior de los
gremios, y en la izquierda ortodoxa se disfraza de unidad de clase. Y
lo decimos porque esta estrategia mantiene divididas entre sí a varias
de las más importantes articulaciones a nivel nacional.

Y la división surge, porque a la hora de hacer sumas pragmáticas, la
izquierda utilitaria opta por aliarse a corrientes, gremios y líderes
que les den cuotas de poder y abandonan a precarios, desocupados,
jornaleros, a las pequeñas disidencias obreras y a campesinos
minifundistas y muchos más. Se trata entonces de una división en la
forma de hacer política: optamos por el pragmatismo y utilitarismo pero
que suma dividendos políticos, o elegimos trabajar abajo con los sin
voz, sin fama, sin poder y sin dinero, a pesar de que ello signifique,
muy probablemente no figurar en la “política real” de las dirigencias de
una parte del movimiento.

Cómo encausar la ira sistémicamente.
La relación con el Estado de los movimientos, resistencias y
organizaciones en México no es sencilla. Casi 80 años de mantener la
gobernabilidad a través de la incorporación sistémica deja una inercia
difícil de romper. El viejo régimen no se mantenía en pié sólo por su
capacidad represiva, sino esencialmente por su capacidad de cooptación e
integración a la relación Estatal-corporativa. Existe también, una
resistencia importante, acrítica y autocomplaciente para evaluar que una
y otra vez la incorporación en el aparato estatal desde los movimientos
ha terminado en autoderrota.

Durante las últimas dos décadas sendos movimientos antisistémicos y
democratizadores han surgido o bien para estrellarse en un muro de
represión, o bien disolverse con las zanahorias del Estado. La
perspectiva de la transición democrática y la incorporación al Estado a
través de las cámaras –por medio de la izquierda partidaria- de muchos
de los movimientos ha significado en la práctica un proceso de
desmovilización, desarticulación y hasta descabezamiento de muchas
expresiones de resistencia. En vez de seguir construyendo las fuerzas
locales, o mantener la autonomía frente al partido, las dirigencias han
priorizado la lucha electoral. La presencia de dirigentes en las
cámaras, en la Asamblea Legislativa o en los congresos locales, no ha
significado tampoco, ni de lejos, la transformación estructural a través
de reformas o políticas públicas influidas por la visión desde los
movimientos.

Un caso en extremo ejemplar ha sido el movimiento urbano popular y su
relación con el Partido de la Revolución Democrática, donde se subordinó
la organización social a la dinámica de partido. Esto ha provocado
desactivación de la dinámica del movimiento y su progresiva
partidización, convirtiéndose en los hechos en facciones partidarias. En
su relación partidaria estos grupos asumieron rasgos clientelistas y
corporativos, exigiendo cuotas de poder (cargos de representación
popular o partidarios) y atención preferencial a sus demandas. Es
decir, reprodujeron, dentro de los partidos de izquierda, las prácticas
que caracterizaban a las organizaciones populares vinculadas al PRI.
(RAMIREZ 2003)

Esta partidización en ocasiónes ha llevado al enfrentamiento entre sí
del movimiento urbano popular, en disputa desde distintas corrientes y
alianzas por cargos y representaciones populares. Este tipo de
estrategia hizo trastocar a un movimiento de abajo, popular y creativo
en organizaciones clientelares, osificadas y utilitarias.

En un caso sumamente distinto, un integrante del efímero movimiento El
Campo No Aguanta Más, que durante 2002 y principios de 2003 hizo parecer
que el movimiento campesino había resurgido de sus cenizas, reconocía
autocríticamente sobre el acuerdo con el Gobierno Federal varios
problemas: “en algunas organizaciones se dio prioridad a las cuestiones
político electorales y no se centraron en la concreción del acuerdo (…)
algunas organizaciones se orientan a negociar de manera tradicional y
así obtener recursos etiquetados de determinados programas (…) con
cierto pragmatismo…que optan por negociar con el gobierno sólo los
programas de apoyo y como al gobierno tampoco le interesa negociar
medidas de ordenamiento del mercado, todo se queda solamente en las
cuestiones relacionadas con apoyo a los productores. Muchos sienten que
fue una burla del Estado el no avanzar con el acuerdo para el campo. Por
el otro lado, tienen dudas del papel que jugaron sus organizaciones,
pues no
ven resultados concretos importantes.” (CELIS 2004)

No se trata entonces de si negocian o no negocian, de si votan o no
votan, sino de que hay demasiados casos de pérdida de la autonomía e
identidad de los movimientos o bien de casos trágicos de cómo se encausó
la energía del movimiento, que se disuelve en el entramado burocrático,
pierde su horizonte y sus prioridades antisistémicas, o incluso se
desarticula, al disolverse en medio de la dinámica sistémica
institucional. Al perder su proceso desde abajo, automáticamente las
estructuras organizativas pueden ser utilizadas pragmáticamente. Al
concentrar su energía en el Estado, las políticas públicas, la vida
partidaria, o la simple lucha electoral, muchos de estos movimientos han
sido incapaces de no ser arrastrados a la lógica sistémica, abandonando
la organización, la politización, la calle, la producción, la
articulación entre movimientos, la discusión de alternativas, …la lucha
pues.

La tortuosa relación de Estado y movimientos es, al menos, una discusión
abierta en México. Sin embargo la certeza -abiertamente ideologizada-
con que acuden ciertas franjas de los movimientos sociales a la
incorporación estatal, es, hasta ahora, un elemento constituyente de la
dominación en nuestro país. Esta vía en torno de la gestión, negociación
e incorporación estatal ha sido defendida hasta con los dientes por una
capa de la intelectualidad y la academia, que al pasar el tiempo y al
ser evidente la autoderrota, guardan prudente silencio sobre sus
consejos, asesorías y análisis. Esta estrategia mantiene profundamente
dividida a las articulaciones nacionales de los movimientos.

Fragmentación y desarticulación, clientelismo-corrupción, subordinación
y relativo poder obrero, exclusión y olvido, cooptación e incorporación
sistémica, son procesos que se yuxtaponen en un entramado que como una
enorme red de contención de la rebeldía se enlaza por todo el país,
apresando las potencias, la dignidad y la lucha: pero aún así, esta red
de dominación se desborda. Es incapaz de contener por completo lo que
adentro germina. Los procesos de dominación deben crearse y recrearse
una y otra vez. Mutan porque la resistencia los rebasa, cambian para
mantener la dominación. Los procesos de rebelión son fisuras en esa red
de dominación, muerte y explotación. Son procesos contradictorios,
impuros, heterogéneos, ambivalentes, paradójicos, difíciles de
catalogar y explicar. Se mezclan con los procesos de la dominación. Si
los separamos es para poder analizarlos. Algunos procesos-fenómenos de
cómo esa red de dominio se rasga por muchos lados, son los que
analizamos
brevemente ahora.

Resistencia.

Hemos dicho que el viejo régimen no colapsó, sino que inició un proceso
de erosión y decadencia desde hace tres décadas. Este proceso de
decadencia tiene que ver con la paulatina contracción del Estado en sus
funciones sociales integradoras, especialmente el cambio de políticas
interventoras que lo identificaban como un verdadero estado invasor, que
penetraba las relaciones de la sociedad civil, las volvía orgánicas y
enlazadas al poder central en una suerte de red jerárquica inclusiva
pero subordinante.[2] Sin embargo, la subordinación se basaba en las
concesiones otorgadas a los sectores, grupos y distintas franjas
sociales. Al retirarse progresivamente el Estado invasor-organizador
corporativo, el mercado invasor destituye las viejas relaciones del
Estado de bienestar, las identidades y colectividades que surgieron en
él. En la mayoría de los casos esto sólo ocasiona anomia, fragmentación,
caos y severos efectos sociales; provoca una crisis de los mecanismos de
cohesión social. Pero ahora diremos algo que no le gusta al pensamiento
de la izquierda más ortodoxa: la disolución o debilitamiento de las
funciones integradoras del Estado invasor príista, la reconfiguración
(que no desaparición) de su intervención ordenadora y dominante de otras
identidades y formas de organización social hace que muchas de ellas
puedan salir a flote, en algunas ocasiones como verdaderas alternativas
antisistémicas. Cuando el Estado clientelar retira sus funciones de
organización social, se libera(n) muchas de la(s) potencia(s) de abajo,
surgen las identidades y formas oprimidas y pueden comenzar a detener o
resistir la devastación que la dinámica capitalista lleva a todos los
lugares, a todos los pueblos, culturas, barrios, territorios y
comunidades. Sin la acción “mediadora” del Estado corporativo, crece la
disputa frente a frente de las resistencias, contra los señores del
dinero.

El fordismo y el estado de bienestar fueron el modelo de dominación de
la posguerra y el pacto corporativo la forma de dominación del viejo
régimen. Una parte de la izquierda añora regresar al viejo pacto, sin
reconocer que fue también un modelo de dominación – y de control de la
relación capital-trabajo-, que siempre dejó sendas capas sociales
excluidas –como los pueblos indios- y que fue posible sólo por
condiciones globales que ahora ya no existen.

Esta concepción sobre la idea del regreso de un Estado interventor,
benefactor, o al menos, más activo en la regulación de mercados, divide
a las resistencias: por un lado las que tienen una estrategia reactiva
que busca regresar o restituir las condiciones del viejo pacto social; y
por el otro, nuevos sujetos sociales, que han madurado en medio de la
creciente precariedad, que nunca vivieron dentro del pacto social
inclusivo o que nacieron en su decadencia y que una vez rota o
debilitada la mediación estatal corporativa y clarificada su función de
sostenimiento del mercado, reconocen como enemigo tanto a la dinámica
dineraria, como a la lógica centralizante y represiva del Estado. Dos
visiones distintas que suponen sujetos y estrategias distintas.

En medio de este contexto, múltiples resistencias surgen, se consolidan,
o están en un proceso de maduración. La verdadera transformación está
abajo, en sujetos sociales, antisistémicos o democratizadores y esta
depende de la organización, la resistencia y la liberación de la
potencia de los de abajo y no de reforma legal alguna. Depende de la
lucha, la creación, y los procesos de abajo, y no de formalismos
estatales osificados.

Estos procesos, a veces espontáneos, a veces orgánicos, visibles o
apenas perceptibles, están desatando fuerzas incomprensibles desde el
pensamiento de izquierda ortodoxo y también para la izquierda
tradicional partidaria. Son procesos profundos. Algunos de ellos son:

Exodo y rabia. El reordenamiento del trabajo ha provocado un éxodo
creciente de sur a norte pero también de la periferia al centro, que
incluye reorganizar la vida en los márgenes de las redes de producción
económica dominantes. La migración alrededor de las ciudades medias y
enormes va constituyendo periferias urbanas excluidas y marginadas. Esto
no es nuevo, pero lo nuevo es que el sentimiento de exclusión provoque
que franjas de sectores considerados plebeyos se rebelen. Jóvenes
aglutinados pero segregados socioespacialmente en las periferias
urbanas, están creando un segmento cada vez más dispuesto a luchar. De
forma espontánea e inorgánica, miles de jóvenes se unen a las luchas
con la rabia que provoca el desprecio sistémico que va desde las clases
altas y medias que los ven con incomprensión y repulsión, hasta la
academia y las direcciones políticas -que incluyen a la izquierda
tradicional- que los ven como impuros y salvajes, dispuestos a la acción
directa
incontrolada por las vanguardias y lo políticamente correcto. Estos
jóvenes, se supone, deben tragarse toda su anomia y su rabia y dejar que
avanzadas direcciones políticas tomen las decisiones. Pero estos jóvenes
se rebelan. Son los jóvenes de la periferia francesa, los jóvenes
piqueteros en el conurbano bonoarense, los jóvenes en la periferia del
Alto de Bolivia, los chavos que se enfrentan con la policía en Chile, la
banda en las barricadas en la periferia de la ciudad de Oaxaca controlada
por el digno movimiento de la APPO. El carácter lumpen de estos jóvenes y
de muchos nuevos movimientos asusta a las buenas conciencias, como
siempre a los medios de comunicación y alarma a la izquierda partidaria.
El éxodo y la rabia están creciendo en México.

Identidad como liberación. La intensificación de la acumulación que todo
vuelca hacia el mercado ha invadido esferas que antes se consideraban no
comercializables. Es una verdadera guerra de conquista que avanza sobre
todos los territorios reales, pero también los simbólicos y los
inmateriales. La mercantilización invade mentes, culturas y
subjetividades. Pero aún ahí, hay resistencia. A pesar de que la
identidad ha sido vista generalmente como opresiva, para resistir,
pueblos e individuos la empuñan como defensa. ¡aquí no!, parecen decir
comunidades y personas. No sobre nuestro pueblo, no sobre mi cuerpo.
Así, la identidad recuperada o la recreada para enfrentar la
homogeneidad, la identidad de consumo y la futilidad de un modelo de
hombre y mujer deseados por el capital son la última reserva, el último
refugio para resistir. La identidad, se trastoca en liberación, en
pequeño territorio imaginario liberado. Por ello, muchos movimientos de
desposeídos, defienden con una
radicalidad impresionante lo único que tienen: su identidad, y con ello
aparece una lucha feroz: la lucha por la dignidad.

Clases medias radicales. Por todo el planeta, pero también en México,
los hijos de las clases medias del viejo fordismo accedieron a la
educación. Una pequeña pero significativa franja de clases medias,
heredera del rompimiento del 68, pero influenciada por la rebelión
global de género y raza, sensibilizada por la tendencia destructiva del
planeta, que ha nacido, crecido o madurado con la influencia de los
nuevos sujetos sociales, en nuevas realidades posfordistas está creando
una franja minoritaria, sumamente creativa, con cierta capacidad de
organización que está luchando, creando y aliándose con los de abajo.
La década de los 90 en México significó un severo rompimiento de la
subjetividad en varias capas sociales, que se volcaron a la
participación y la organización como un actor emergente. En estas clases
medias radicalizadas crece el peligro del autoconsumo, el
fundamentalismo y el purismo, como reacción lógica para alejarse de los
parámetros viejos y esquemáticos
de los viejos movimientos sociales, de los partidos y del Estado. No son
solo jóvenes, sino una oleada de participación que se constituyó una vez
caído el muro de Berlín, por FUERA de la oscura experiencia centralizante
de la izquierda ortodoxa. Su importancia es creciente pero los peligros
que las consumen son igual de grandes.

Despojo y territorio. La nueva etapa de acumulación se dirige
peligrosamente a las últimas reservas de tierras, territorios, bosques,
agua y los ecosistemas en su conjunto. Acumular y crecer de forma
infinita en territorios y recursos finitos arrasa culturas, pueblos y
comunidades que dependen de ellos, viven sobre ellos o cerca de ellos.
La dominación territorial sin embargo atiza a excluidos, marginados,
precarios u olvidados. Si se excluye del control de los recursos
marítimos, ahí los pequeños pescadores se organizan. Si se intenta
arrebatar la tierra, el campesino y los pueblos indios responden. Si el
megaturismo desea controlar los paraísos naturales, ahí las comunidades
que los habitan salen a defenderlas. Si las corporaciones destruyen,
contaminan, roen, ahí mismo surgen organizaciones vecinales, barriales,
civiles, dispuestas a no ser destruidas en la muerte lenta que la
fabrica, la contaminación o la decisión estatal les trae.

Pero cuando estos sujetos-movimientos se dan cuenta que no sólo
resistiendo detendrán la lógica de destrucción y muerte que acarrea la
acumulación, comprenden que -excluidos del trabajo formal y enfrentados
con el Estado que apoya el despojo-, deben organizarse desde el ámbito
natural donde resisten: el territorio. La consigna la nueva fabrica es
el barrio (o la comunidad, dicen algunos) que en otras latitudes ha
orientado la resistencia y la organización, llega entonces como un nuevo
horizonte de lucha. El territorio (el barrio, la comunidad) se vuelve el
espacio de lucha donde no solo se resiste sino desde donde se intenta
desarticular todas las relaciones de dominio. Estos nuevos
movimientos-sujetos, muy pronto se dan cuenta que no sólo hay que
resistir al despojo, sino organizarse para el autogobierno de su
territorio y de sus recursos –cuando los hay-; que se necesita entonces
de la organización desde abajo y que se requiere de romper con la
concentración del poder
que hay en los medios y con la desinformación y por tanto hay que crear
radios libres, comunitarias o alternativas. Muy pronto en la lucha, se
dan cuenta que ellos mismos están atravesados por la dominación y por
tanto hay que empezar a hablar y trabajar sobre el papel de la mujer. La
lucha, si continúa, y no es destruida por la represión, va enseñando que
hay que crear procesos formativos y educativos propios, frente a los
evidentes límites de la educación tradicional que no enseña a los hijos
los derechos, ni a respetar al distinto, ni la historia local, ni por su
puesto, a luchar. El territorio, el barrio, la comunidad se vuelve el
espacio de transformación y resistencia a la vez. Trinchera y organismo
de lucha. Cuartel y espacio liberado. Barricada y laboratorio para
cambiar al mundo.

Indios. La emergencia en México de los pueblos indios, no sólo como
movimiento social, sino como sujeto político, es un llamado profundo que
como lento y poderoso eco va impactando al resto de las resistencias. Su
influencia va mucho más allá de lo que intelectuales e izquierdas
pragmáticas les gusta reconocer. Los pueblos indios, a veces invisibles,
a veces con profundos procesos de reconstitución, otras más luchando y
construyendo la autonomía son un poderoso referente que deja ver algo de
lo que sería la vida sin capitalismo. Un aporte que incide en la visión
de franjas de los movimientos es su poder colectivo basado en la
comunidad, en un fino tejido que muchos movimientos añoran, pero que en
perspectiva, enseña que los pueblos pueden tomar la rienda de su vida en
sus manos. Que incluso los más pobres entre los pobres pueden
organizarse si se hace en un nosotros que destituye y desarticula
lentamente viejas formas de opresión, constituye lo mejor de las formas
cooperativas y solidarias de lo colectivo, y echa a andar una potencia
común que genera y crea nuevas prácticas y relaciones sociales. Ahí, en
espacios controlados por los pueblos indios, germina, lentamente, un
nuevo mundo.

Para la izquierda ortodoxa indios, precarios, lúmpenes y colectivos
radicales son una incomodidad. Supuestamente su corazón está con ellos,
pero a la hora de hacer cuentas pragmáticas, estos procesos y sujetos no
suman en la “correlación de fuerzas” y por tanto un consecutivo
desprecio como política frente a ellos se consolida. Por eso los
movimientos también están divididos, porque la izquierda más ortodoxa y
tradicional prefiere movimientos más controlables, liderazgos con los
cuales fácilmente aliarse y negociar, fuerzas más visibles y mediáticas.
En suma, quieren más poder. Y estos sujetos, sin poder, sin fama, sin
dinero no son nada atractivos para las cuentas utilitarias de una
izquierda que suspira por un movimiento obrero casi inexistente o por
gloriosas movilizaciones que los empujen hacia la dirección política de
“las masas”. Por ello hay división, porque en su política de desprecio y
pragmatismo estos nuevos sin voz y sin rostro luchan desbordando sus
ortodoxias. Para la izquierda partidaria, hace mucho que estos
sujetos-procesos no existen. Emocionados con los recursos que otorga el
Estado miran y se miran como el centro de lo político. Los de abajo poco
o nada importan en su espejo de poder.

Sin embargo, indios, precarios, marginados, superexplotados, jornaleros,
pueblos, excluidos, comunidades, jóvenes y mujeres en lucha son un fino
bordado que por toda la nación, en todos los rincones del país resisten
y a la vez constituyen fisuras de la dominación. Si se mira de lejos la
construcción y la estructura de la dominación, esta parece incólume,
impenetrable. Pero si uno mira, muy de cerca, afinando la mirada, pero
también el pensamiento, mirando, –a contrapelo diría Benjamin – uno
puede ver las innumerables grietas de la dominación. En todas ellas ese
mundo por el que luchamos ya existe. Ya no es un proyecto ni un programa
sino múltiples realidades, aunque sean pequeñas e incipientes, frágiles,
débiles, embrionarias. Nuestra tarea debería centrarse en defender esas
experiencias y fortalecerlas para que crezcan. Pero no sólo. Debemos
replicar, multiplicar, expandir esas experiencias. Y debemos hacerlo no
sólo en el mundo rural, no sólo en el mundo indígena.
Debemos hacerlo desde nuestras ciudades, desde nuestros barrios, desde
nuestros lugares de lucha. En esas fisuras, que no son sólo nacionales,
ni mexicanas, reside la posibilidad de la construcción de un mundo otro.
En ellas se desarticula la dominación y aunque sea por un instante, como
cuando un relámpago alumbra momentáneamente la oscuridad, permiten ver la
fragilidad de la dominación y un poco de lo que sería un mundo sin
capitalismo. Quienes centran su atención, su esfuerzo y energía en los
fetiches del poder tienen un camino. Quienes vemos que concentrar toda
nuestra creatividad, nuestra imaginación, nuestra lucha y nuestras manos
con los de abajo y a la izquierda es la tarea primordial y urgente,
tenemos otro. Porque, también nos diferencia la urgencia con la que
deseamos y necesitamos oponer al caudal de muerte en el que nos sumerge
el capitalismo la insubordinación y rebeldía con la que se abre la vida y
la dignidad.
Esas fisuras, son espacios donde se deconstruye el pensamiento
dominante. Donde se desordenan las relaciones de dominación. Son
espacios donde vemos algunas señales de cómo sería una nueva educación,
nuevas relaciones de intercambio y de comercio, formas experimentales de
producir cultura e información y lo más importante, formas nuevas de
poder colectivo. En esas experiencias, pero también en muchas otras en
todo el planeta, no hay distinción entre luchas políticas y sociales,
entre luchas materiales y culturales. En esos espacios se ha empezado a
derrotar el poder simbólico que mantenía atados a los grupos
subalternos.
Pensamos que esas grietas, esas fisuras, esas islas de liberación pueden
crecer, pueden articularse. Podemos, como dice el Subcomandante Marcos,
hacer de nuestras islas una barca para ir a encontrarnos. Una fisura que
se reúne con otra puede provocar que se desmorone una parte del muro.
Cientos de pequeñas grietas, enredadas entre sí, de muchas formas, de
muchos tamaños podría quizá, tal vez, derrumbar y hacer estallar al muro
por completo.
No lo sabemos con certeza. Quizá valga la pena intentarlo. Quizá sí hay
algo mejor detrás del muro. Quizá sea ese otro mundo, que decimos es
posible. Quizá sean el camino hacia el mañana.
Marzo del 2007.

BIBLIOGRAFIA

ALONSO José. 2004. El sistema dual de la maquila en México ante la
reciente globalización. Revista bajo el volcán. Año/vol. 4. número 007.
BUAP. Puebla México. Pp- 13-25..

AZIZ Nassif Alberto. 1989. El estado mexicano y la CTM. SEP. México.

BARTRA Armando. 1996. Guerrero Bronco. Campesinos, ciudadanos y
guerrilleros en la Costa Grande. Editorial Era. México.

BASAÑEZ Miguel. 1990. La lucha por la hegemonía en México. Siglo XXI.
México.

CARRASCO Tania 1999. Los productores del campo en Oaxaca. Alteridades
9(17) . México. pp. 95-104

CELIS Calleja Fernando. 2004. Demandas y negociaciones del acuerdo para
el campo. En El nuevo movimiento campesino mexicano. Fundación Heberto
Castillo Martínez. México.

CHAPELA Francisco 1999. Emergencia de las organizaciones sociales de
Oaxaca: la lucha por los recursos forestales. Alteridades 9(17) .
México. pp.105-112

DE LA GARZA Enrique. 2000. Las cuentas pendientes del sindicalismo
mexicano. El cotidiano marzo-abril. Año/vol 16. número 100. UAM
Azcapotzalco . Distrito Federal. México. pp.81-89.

DÁVALOS Pablo. 2006. “Movimientos Sociales y razón Liberal: los límites
de la Historia”. en Revista OSAL no 20. año VII. mayo-agosto. Pp.
305-319

DELGADO Aguiar Gerardo. 2003. Estructura sociodemográfica y pobreza en
los estados del Sur de México. Vegueta, número 7.

FERNÁNDEZ Paulina. “Crisis de la democracia electoral”. Texto entregado
para el proyecto Los conceptos fundamentales e nuestro tiempo del
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

FLORES Andrade Anselmo. 2003. Los empresarios y la transición a la
democracia: los casos de México y España. Revista Mexicana de
Sociología, número 65. Año 3. Julio-septiembre. México.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, GEOGRAFÍA E INFORMÁTICA. Anuario de
estadísticas por entidad federativa. Edición 2006. Guía de conceptos,
uso e interpretación de la estadística de la fuerza laboral en México
2002.

HERRERA Fernando. 2003. Evolución reciente la afiliación sindical y la
regulación laboral en México. La Situación del trabajo en México.

HUESCA Reynoso. ¿Desaparece la clase media en México? Una aplicación de
la polarización por subgrupos entre 1984 y 2000. departamento de
economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona. 2004.

HOLLOWAY John. 2006. Zapata en Wall Street. Aportes a la Teoría del
cambio social. Preguntas urgentes. Textos rebeldes. Bolivia.

LÓPEZ Paniagua Rosalía. 2005. El oro verde: agricultura de exportación y
pobreza rural en méxico. El caso de los cortadores de aguacate en
Michoacán. En trabajo y producción de la pobreza en Latinoamérica y el
caribe.

LEYVA Piña Marco Antonio. 2004. La FSTSE. Pasado y presente. Disyuntivas
del sindicalismo de los trabajadores del servicio público. Revista el
Cotidiano. Noviembre –diciembre. Año/vol. 20. número 128. UAM
Azcapotzalco . Distrito Federal. México. pp. 65-76.

MÁIZ Ramón. La corrupción como mecanismo clientelar de autorefuerzo del
clientelismo político. Departamento de ciencia política y relaciones
internacionales. Colección en la red de cuadernos de trabajo. Seminario
de Investigación de Ciencia política 2002-2003.

MARTÍNEZ Pérez Juan Froilán. El sector informal en México. Revista El
Cotidiano. Marzo-abril. Año/vol. 20 número 130. UAM Azcapotzalco.
Distrito Federal. pp. 31-45. 2005.

OSORIO Martínez Marlene. 2004. El SNTSS. Veinte años en defensa de la
seguridad social. El cotidiano julio-agosto. Año/vol.20 número 126. UAM
Azcapotzalco. Distrito Federal. México.

PALMA Esperanza. 2004. Las bases políticas de la alternancia en México.
Un estudio del PAN y del PRD durante la democratización. UAM
Azcapotzalco. México.

QUIROZ Trejo José Othon. Sindicalismo, núcleos de agregación obrera y
corporativismo en México: inercias, cambios y reacomodos. Revista el
Cotidiano. Noviembre –diciembre. Año/vol. 20. número 128. UAM
Azcapotzalco . pp. 7-17. Distrito Federal. México. 2004.

RAMÍREZ Sáiz Juan Manuel 2003. Impacto urbano de las organizaciones
populares en méxico: 1980-2002. Iteso Guadalajara.

REYES Morales Rafael 1999. Comparación socioeconómica de seis colonias
populares de la ciudad de Oaxaca 1995. Alteridades 9(17) . México. pp
11-22.

ROBLES Josefina. 2004. Balance de la economía mexicana 1994-2003.
Revista el Cotidiano.mayo-junio. Año/vol. 19. número 125. UAM
Azcapotzalco . pp. 78-86. Distrito Federal. México

ROITMAN Rosenmann Marcos. 2003. “El pensamiento sistémico”.Los orígenes
del social-conformismo. Siglo XXI. México

ROITMAN Rosenmann Marcos. “Democracia y ciudadanía civil”. en Revista
OSAL no 20. año VII. mayo-agosto. Pp. 331-338

RUBIO Blanca. El campo no aguanta más a un año de distancia. Revista el
Cotidiano.marzo-abril. Año/vol. 19. número 124. UAM Azcapotzalco . pp.
33-40. Distrito Federal. México. 2004.

SALINAS Callejas Edgar. 2004. Balance General del campo mexicano
1988-2002. Revista el Cotidiano.marzo-abril. Año/vol. 19. número 124.
UAM Azcapotzalco . pp. 5-13. Distrito Federal. México.

SALAS Carlos. El contexto económico de México. La situación del trabajo
en México 2003.

SVAMPA Maristella 2005 “La Sociedad Excluyente: La Argentina bajo el
signo del liberalismo” Taurus. Argentina

SINGELMANN Peter. La transformación política de México y los gremios
cañeros del PRI. Instituto de Investigaciones Sociales, revista mexicana
de Sociología. Año 65 num 1. enero-marzo 2003. México, DF. pp 117-152.

TREJO Guillermo. Las Calles, las montañas, las urnas: notas sobre la
participación social y la transición a la Democracia.

VELASCO Aguerri Edur. Estructura y poder sindical en México: el retrato
de una elite longeva. Espiral, estudios sobre Estado y Sociedad. Vol V.
No 16. Septiembre/diciembre 1999.

WALLERSTEIN, Immanuel, 1996, Después del liberalismo, Siglo XXI, México

ZIBECHI Raúl. 2006. Dispersar el poder. Los movimientos como poderes
antiestatales. Preguntas Urgente. Textos Rebeldes. Bolivia.

ZIBECHI Raúl. La emancipación como producción de vínculos. Los desafíos
de las emancipaciones en un contexto militarizado, ceceña Ana Esther.
CLACSO. Argentina 2006. pp.123-149

ZIBECHI, Raúl. 2003. Los nuevos rostros de los de abajo. En La Jornada.
6 de octubre 2003.

ZIBECHI, Raúl. 2002 . Poder y representación: ese estado que llevamos
dentro. En revista Chiapas. No. 13.

[1] Enrique Pineda es egresado de la carrera de sociología,
integrante de jóvenes en resistencia alternativa. organización
adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e integrante
de la Otra Campaña iniciativa del EZLN.

[2] Hablamos aquí en estricto sentido del régimen priísta. Nos parece
que la función estatal, en general penetra las relaciones sociales y
estamos inmersas en ellas. Sin embargo, el Estado en el régimen
corporativo TAMBIEN reordenaba íntimamente estas relaciones
organizativas en un mecanismo de inclusión-subordinación al
presidencialismo a través del partido oficial y sus redes
clientelares.

Grupos financieros podrían quedarse con los
ahorros de 20 millones de asalariados

La Jornada
9 de abril de 2007
Son trabajadores que dejaron de cotizar a las Afore, advierte Alonso Raya Grupos financieros podrían quedarse con los ahorros de 20 millones de asalariados
Andrea Becerril

Como ocurrió con la reforma de 1992, que permitió al gobierno federal quedarse con más de 20 mil millones de pesos de fondos de pensiones no reclamados por los trabajadores, ahora son los grupos financieros los que podrán beneficiarse al absorber los ahorros de más de 20 millones de asalariados que dejaron de cotizar.

Ello, debido a que en las prisas por aprobar la nueva Ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y la del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR), en ambas Cámaras la mayoría PRI-PAN ''y sus satélites'' cometieron ''graves errores y omisiones'' que dejan indefensos a los servidores públicos, lesionan al resto de los trabajadores del país y obligan al gobierno a asumir de entrada un alto costo fiscal de 1.4 billones de pesos.

Las reformas a la Ley del SAR, que se votarán esta semana en la Cámara de Diputados -propuestas por el Partido Revolucionario Institucional en el Senado para blindar la Ley del ISSSTE-, posibilitan que los recursos de unas 24 millones de cuentas para jubilación, cuyos titulares dejaron de aportar, se vayan extinguiendo a través del pago de comisiones más altas a las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afore), advirtió Miguel Alonso Raya, ex diputado federal del Partido de la Revolución Democrática y actual asesor del Frente Amplio Progresista (FAP).

Presidente de la Comisión de Seguridad Social de la Cámara de Diputados en la pasada legislatura, y autor de un estudio amplio sobre el sistema de pensiones en México, Alonso alerta sobre el peligro de que se repita el escenario que se dio al inicio del sexenio foxista, cuando se despojó a trabajadores de 20 mil millones de pesos del SAR. En esa ocasión, el Congreso avaló que millones de cuentas de fondos de pensiones de trabajadores que no se inscribieron en ninguna Afore en 1992 -cuando cambió el sistema- pasaran a poder del gobierno federal. El argumento fue que no aparecían los dueños de esos ahorros, ''pero en realidad se trataba de obreros o empleados que perdieron el empleo y ya no cotizaron, y a los que nadie se molestó en informar de la existencia de esos recursos''.

Así, el gobierno federal se llevó 20 mil millones de pesos a la Financiera Rural, para capitalizar el campo -se dijo-, y de esa cantidad devolvió unos 2 mil millones a trabajadores que lograron enterarse que tenían esos ahorros y los reclamaron, agregó Alonso Raya. En la coyuntura presente, advirtió, son las Afore las que podrán sacar provecho de las cuentas pasivas -aquellas que ya no reciben aportes-, a partir de las reformas a la Ley del SAR, aprobadas ya en el Senado y a punto de dictaminarse en San Lázaro, que eliminan la cuota de flujo cobrada por las administradoras y dejan sólo una comisión por saldo.

En la actualidad, las Afore están autorizadas a cobrar las dos comisiones.
Así, explicó el ex legislador, Inbursa, que es de las que tienen las tarifas más bajas, le carga a cada cuenta que maneja 0.5 por ciento por flujo y otro 0.5 por saldo. La comisión sobre flujo representa el costo para el trabajador por cada peso aportado de una base contributiva de 6.5 por ciento del salario cotizable. En el caso de Inbursa significa que por cada cien pesos que ingresan a cada cuenta individual, a ella le corresponden 7.60 pesos.

Hay otras Afore más caras, como Principal y Profuturo GNP, que cobran 1.60 por ciento de comisión por flujo, lo que se traduce en 25 pesos por cada cien aportados por el trabajador. En promedio, las administradoras cobran 15.99 pesos por cada cien, además de la comisión por saldo.

En la reforma a la Ley del SAR, que el PRI propuso en el Senado, además de establecer candados para evitar que Elba Esther Gordillo asuma el control del Pensionissste, se incluyeron modificaciones a fin de disminuir, se dijo, el cobro de comisiones a los trabajadores. Así, se decidió eliminar la comisión por flujo. ''Aparentemente es una medida correcta, pero el problema es que PRI, PAN y PVEM no tomaron previsiones y permitieron que las Afore presenten una propuesta para restructurar las comisiones y, dada la actuación de esos grupos financieros, es obvio que la comisión por flujo que perderán la van a repercutir en su mayor parte en la de saldo''. De esta forma, Inbursa -por ejemplo- va a cobrar 0.75 o un punto, y ello repercutirá en las cuentas pasivas, explicó Alonso.

Detalló que de acuerdo con cifras oficiales hay 37 millones de cuentas administradas por las Afore, de las que sólo 13 millones son activas, esto es, donde el trabajador sigue aportando, y las restantes 23 o 24 millones son conocidas como cuentas pasivas, es decir, en las que los trabajadores ya no aportan porque perdieron el empleo o se retiraron al mercado informal.

A estas cuentas pasivas en la actual Ley del SAR se les cobra únicamente la comisión por saldo, pero con la reforma que se aprobó en el Senado eso se elevará y los fondos paulatinamente serán absorbidos por la Afore hasta desaparecer. ''Las nuevas comisiones se comerán esas cuentas y ello ocurrirá como consecuencia de la decisión de legislar al vapor, sin restructurar ni ordenar el sistema, sin corregir de verdad un esquema privatizador que garantiza mínimos en pensiones y servicios médicos a los trabajadores y grandes ganancias a los bancos y los grupos financieros'', dijo el perredista.

Los senadores que aprobaron la Ley del SAR no se molestaron en establecer el cobro de un porcentaje de comisión del rendimiento neto en el caso de las cuentas pasivas. Y como ese descuido hay muchos más, sostuvo. La mayoría PRI-PAN-PVEM avaló también una reforma al ISSSTE que insiste en dejar los ahorros de los trabajadores en manos privadas las que, en lugar de ofrecer rendimientos cobran altas comisiones. De 1997 a 2006 las Afore obtuvieron utilidades por cerca de 95 mil millones de pesos y apenas garantizaron, en el mejor de los escenarios, pensiones equivalentes a 35 por ciento del último salario del asegurado.

Los legisladores tampoco previeron que puede darse ''una corrida financiera'', es decir que, desesperados por la reciente reforma a la Ley del ISSSTE, 300 mil trabajadores de ese instituto que ya tienen derecho a la jubilación decidan exigir masivamente su pensión, con el impacto correspondiente en las finanzas públicas.

C E N C O A L T
Centro de Comunicación Alternativa
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
CENCOALT@yahoo.de

Muralla militar en Campeche para la cumbre del Plan Puebla Panamá

8 de abril de 2007

La Jornada


Relanzarán el Plan Puebla-Panamá, proyecto regional del gobierno foxista
La seguridad en la frontera sur, tema principal de la cumbre de Campeche
Fabiola Martinez

La seguridad en la frontera sur será un punto central de diálogo entre los presidentes de México, Colombia y de países de Centroamérica en la cumbre de este 9 y 10 de abril, en Campeche.

En lo que se perfila como un relanzamiento del Plan Puebla-Panamá (PPP), proyecto regional delineado en la administración foxista, la Secretaría de Gobernación (SG) presentará un diagnóstico y propuestas para avanzar en el combate a la inseguridad en la actualmente porosa franja mexicana limítrofe con Guatemala y Belice.

Florencio Salazar, actualmente subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la SG, fungió en el sexenio pasado como responsable de los trabajos del PPP.

Ese proyecto fue presentado, desde el año 2000, como la vía para lograr "un polo de desarrollo mundial en América Latina", e incluso se proponía establecer la figura de un "zar" para la frontera sur.

Y es que de 2005 a 2006 -según cifras oficiales- el número de migrantes indocumentados (mayoritariamente centroamericanos) que fueron deportados por autoridades mexicanas descendió 25 por ciento, al pasar de 240 mil 269 a 182 mil 705.

De acuerdo con analistas, el descenso se explica, entre otros aspectos, por el auge en la corrupción de los agentes policiacos y migratorios, así como otras formas de laxitud que provoca mayores presiones del gobierno estadunidense hacia nuestro país.

Es decir, al bajar la cifra de deportados un mayor número de indocumentados tiene más posibilidades de llegar a la frontera con Estados Unidos.

El PPP es ambicioso, toda vez que tiene como objetivo una interconexión energética regional, servicios de telecomunicación y, en especial, un corredor vial que facilite el flujo de personas y capitales.

Sin embargo, ante la grave situación de inseguridad y porosidad en la frontera sur, los mandatarios deben avanzar en el tema de colaboración migratoria, como única vía de lograr los propósitos centrales del PPP y, además, crear un frente común contra la delincuencia y tráfico ilegal de armas, drogas y personas.

Como se ha difundido, el gobierno de Estados Unidos ha recomendado a su contraparte mexicana poner énfasis en este problema, porque nuestro país es zona de tránsito obligada para miles de personas -la mayoría de Centroamérica- que buscan internarse, sin documentos, a territorio estadunidense.

En tanto, la SG informó que durante el primer trimestre de este año, los 16 Grupos Beta de protección a migrantes que operan en ocho entidades de las fronteras norte y sur del país, "rescataron" a mil 896 indocumentados que se encontraban en situación de peligro.

Los agentes atendieron a 129 personas lesionadas y brindaron primeros auxilios a 19 migrantes que sufrieron mutilación de alguna de sus extremidades, principalmente por caídas de algún tren en movimiento. Agrega que los oficiales de migración "rescataron" a 76 personas que corrían el riesgo de sufrir acciones delictivas.

Los Grupos Beta no portan armas y su objetivo es proteger a los migrantes de peligros: altas y bajas temperaturas, asaltos y abusos o extorsiones.

08-04-2007
Muralla militar en Campeche para la cumbre del Plan Puebla Panamá
Pedro Echeverría V.
Rebelión

1. Campeche -la bellísima ciudad mexicana amurallada a finales del siglo XVII para resistir a piratas y corsarios ingleses, que continuamente entraban a saquearla e incluso llegaron a invadirla en 1685- a partir del domingo 8 de abril próximo prácticamente estará "sitiada" por otro tipo de invasores, pero lo harán con otro pretexto. Ahora se restringirán los accesos al Centro Histórico, al Centro de Convenciones y a los hoteles ubicados en el área por la celebración de la reunión Cumbre del Plan Puebla Panamá (PPP), los próximos lunes y martes. En decenas de aviones han traído a más de mil elementos de fuerzas federales de seguridad, así como algunos cientos de periodistas nacionales y extranjeros que desde ayer iniciaron su arribo a la entidad. Campeche es uno de los estados menos poblados, pero el de mayor producción petrolera del país.

2. El PPP, no debe olvidarse, fue lanzado por el presidente Fox en El Salvador en junio de 2001 en una Cumbre Extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno. Fue adoptado como “política de Estado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y México. Este proyecto, por parte de México, incluyó a los estados de Puebla, Guerrero, Oaxaca, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Se informó que el BID, principal patrocinador del PPP, coordinaría la principal ingeniería de financiamiento para desarrollar el desarrollo sustentable, el desarrollo humano, prevención y mitigación de desastres, turismo, facilitación de intercambio comercial, integración vial, intercomunicación energética y telecomunicaciones. Todo un proyecto de explotación de recursos naturales y humanos.

3. Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, de donde se extrae más del noventa por ciento de la producción petrolera nacional, se convertirá junto con América Central, en la confluencia de intereses empresariales nacionales y extranjeros. Este tipo de reuniones que se realizan dentro del espacio territorial de dominación del gobierno yanqui sólo tienen un objetivo: fortalecer los intereses norteamericanos en América Latina. El PPP es parte del proyecto norteamericano llamado ALCA que el gobierno de Bush no pudo imponer usando al presidente Fox como su representante. Gracias a la oposición de los presidentes Chávez, Morales y los presidentes de países integrantes de Mercosur el gobierno yanqui fracasó. Ahora el objetivo de Bush es usar a Calderón, el presidente de los empresarios mexicanos. Por eso se encargó de la convocatoria.

4. Con excepción del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, han confirmado su asistencia los presidentes de El Salvador, Antonio Saca; de Honduras, Manuel Zelaya; de Colombia, Álvaro Uribe Vélez; de México, Felipe Calderón, así como los de Panamá, Belice, Costa Rica y Guatemala. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, no asistirá a esta reunión porque su país, al parecer, "no avalará el intento de querer despojarle de territorios en el Mar Caribe por Colombia, Costa Rica y Honduras". A este cónclave convocado por el presidente de México, Felipe Calderón, asistirán también los gobernadores de Chiapas, Guerrero, Quintana Roo, Oaxaca, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán. La finalidad es relanzar el PPP y reasumir un diálogo integral y de largo aliento entre México y sus vecinos de Centroamérica.

5. El Deportivo 20 de Noviembre será uno de los lugares de concentración de los elementos de la Policía Federal Preventiva, mientras el Centro de Convenciones es prácticamente intransitable desde ayer. Las instalaciones fueron cerradas ya que serán utilizadas por el EMP para recibir a los cuerpos de seguridad de los mandatarios centroamericanos. El Ejército Mexicano tiene el control de ese lugar que servirá como comedor de todos los agentes de seguridad. Las actividades deportivas y recreativas fueron suspendidas hasta nuevo aviso. Los jugadores fueron desalojados. El gobernador Carlos Hurtado se reunió ayer con personal del EMP la intención es coordinar esfuerzos y prestar facilidades para que el Estado Mayor realice su trabajo. Los hoteles del primer cuadro de la ciudad se convertirán en refugio de las delegaciones nacionales

6. Al parecer Calderón, el presidente usurpador, no podrá ya realizar reunión alguna sin el total bloqueo impuesto por Estado Mayor Presidencial (EMP) Por haber asumido la Presidencia en una elección claramente fraudulenta, la que impidió limpiar al negarse a un recuento, Calderón no puede pararse en lugar público alguno sin estar rodeado de cientos de guardaespaldas. Por eso, para cuidar a Calderón y a los presidentes centroamericanos, la ciudad de Campeche hoy es una gran fortaleza que disloca las diarias actividades de sus habitantes. Como Mérida hace casi un mes –donde la funesta visita de Bush provocó el encarcelamiento de 48 jóvenes mediante falsas y exageradas acusaciones- ahora en la ciudad de Campeche también se ha organizado un total bloqueo de la ciudad por miles y miles de soldados disfrazados de policías.

7. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha cuestionado la participación de Uribe en una reunión que tiene su origen en la integración mesoamericana y ha destacado que Colombia no pertenece a la región.
Funcionarios centroamericanos adelantaron que los jefes de Estado discutirán sobre la posible construcción de una refinería petrolera en región, probablemente en Panamá o Guatemala. El presidente de Costa Rica, Oscar Arias, anticipó que pedirá la inclusión de su país como posible sede de la refinería y recordó que aún está por definir la empresa adjudicataria para construirla. Esa compañía tendrá que decidir en qué lugar desarrollará el proyecto. «Al principio se había hablado de Guatemala y Panamá pero hemos insistido en que no se nos debe descartar porque tenemos interés y ese es un tema del cual vamos a hablar en la cumbre», expresó.

8. El relanzamiento del PPP es también el lanzamiento de Calderón por el gobierno de Bush para el liderazgo de América Central, región extremadamente dependiente de los inversionistas yanquis. La participación del presidente colombiano Uribe, instrumente al servicio directo del presidente Bush, es absolutamente insostenible. Por eso Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, que sí pertenece a la región, tiene toda la razón al cuestionar a Uribe y negarse a asistir. Ello demuestra que la cumbre del PPP que se realizará en Campeche el próximo lunes y martes sólo buscará canalizar el petróleo y demás recursos naturales para beneficiar a los grandes inversionistas extranjeros y nacionales de cada región. Se busca saquear las riquezas de México y Centroamérica y fortalecer el poder yanqui que busca enfrentarse el Mercosur y al gobierno de Chávez.

C E N C O A L T
Centro de Comunicación Alternativa
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
CENCOALT@yahoo.de

Compite México con China en bajos salarios , afirma investigador

La Jornada 7 de abril de 2007

En autopartes, electrodomésticos y electrónica, la mano de obra es la más barata del mundo Compite México con China en bajos salarios, afirma investigador
Patricia Muñoz Rios

Han regresado empresas maquiladoras al país porque México está ofreciendo ventajas comparativas en salarios bajos incluso más atractivas que China, sobre todo en sectores como los de autopartes, electrodomésticos y electrónica, en los que la mano de obra es la más barata a escala mundial; tiene alta competitividad y además los trabajadores están "intimidados por redes de protección sindical" que aseguran alta rentabilidad para las trasnacionales.

En la investigación El trabajo en la industria maquiladora de exportación", el especialista Huberto Juárez Núñez, del Centro de Investigación y Estudios de Postgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Puebla, plantea que México está ganando la batalla perdiendo, ya que "las ventajas mexicanas por los bajos salarios son evidentes y los chinos poco tiene que hacer para desplazarnos" en diversos sectores productivos.

Capital "golondrino"

Los salarios industriales son más bajos aquí que en China, señala y añade que las redes internacionales de producción son las que deciden dónde se llevan sus negocios y esto lo deciden tomando como factor principal los costos salariales y en función de ello definen su permanencia o no en ciertas zonas.

Las maquiladoras, explica, se han convertido en capitales permanentemente "golondrinos" que por el momento están regresando al país y se trasladaron sobre todo al sureste para lograr mayores beneficios económicos, porque en esa zona la paga es menor que en el norte.

En tanto, los trabajadores mexicanos de la industria maquiladora "están en una posición sumamente débil ante la atonía del mercado interno, sus bajos niveles en las remuneraciones y por la ausencia de interlocutores reales, esto es porque los arreglos contractuales y salariales siguen en manos de las camarillas de los propietarios de los contratos de producción", indica este informe.

Precisa que la reactivación de la producción maquiladora en México, cargada con noticias de nuevas inversiones, nuevas áreas de asentamiento, crecimiento en el empleo, nuevas regulaciones para facilitar su operación, "está sustentada en un hecho comúnmente oculto en las noticias de la prensa especializada o en los boletines que las empresas y los gobiernos locales emiten en su momento: los salarios reales mexicanos correspondientes a la industria maquiladora de exportación se han estancado a niveles que nuevamente los hace internacionalmente competitivos".

Para las empresas los discursos de competitividad, que parecen ser significativos pues se refieren al clima de negocios, infraestructura, etcétera, está en un segundo plano para "redimensionar nuevamente en esta fase la característica esencial del régimen de la maquila, donde el factor principal son los costos salariales", según puntualiza la información.

Señala que los salarios en esta industria que alcanzaron un punto de inflexión hacia 2002, reiniciaron una etapa en caída, de forma que las remuneraciones reales están estancadas por debajo de la línea de los dos salarios mínimos en promedio. Sólo algunos subsectores, como el ensamble de prendas de vestir y juguetes se mueven ligeramente por arriba del promedio, "lo que significa que en los dos últimos años en términos nominales ganaron estos trabajadores entre cuatro y cinco pesos más por día que el promedio general".

Reubicación del norte al sur

Incluso firmas maquiladoras de gran envergadura como Yazaki y Delphi se han movido hacia el sur, donde los costos laborales son aún "más competitivos".
Así se encuentra que los incrementos en los cuotas de producción están pasando de la relocalización de las plantas ubicadas en ciudades con alta concentración como Ciudad Juárez, a estados como Durango, San Luis Potosí, Querétaro, Sinaloa, Chiapas, Tlaxcala e incluso Tabasco y Veracruz.

De la misma forma han profundizado sus desplazamientos al interior en municipios estatales, por lo que muchas firmas han dejado sus plantas en ciudades que son cabecera del estado y se trasladan a pequeños poblados para asegurar además baja rotatividad, todo con tal de tener los más bajos costos laborales de los ya de por sí castigados salarios en México. Así, le estamos ganando a China a un alto costo, plantea el investigador
C E N C O A L T
Centro de Comunicación Alternativa
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
http://mx.geocities.com/cencoalt/index.html
CENCOALT@yahoo.de

NOTAS PPP Y CIDH

PPP- NOTAS 9 ABRIL 07
Sin avances, el plan puebla Panamá El Economista, pp37 Política y Sociedad Laura Vega México llega hoy a la Cumbre de jefes de Estado del Plan Puebla Panamá en Campeche con resultados insuficientes, desde su concepción el 5 de junio de 2001, ya que tan sólo ha alcanzado a cubrir la mitad del financiamiento para los 100 proyectos propuestos y algunas iniciativas como desarrollo social no han avanzada. Y es que de los 8,079 millones de dólares que necesita el PPP, sólo se ha logrado un financiamiento de 4, 527.5 millones de dólares Miles de campesinos preparan marcha contra el PPP
La Jornada, política, Lorenzo Chim Corresponsal
Campeche, Más de 2 mil agricultores de diferentes agrupaciones protestarán contra los "objetivos reales" del Plan Puebla-Panamá (PPP), que es despojarlos de sus tierras, anunció el dirigente del Frente Campesino Emiliano Zapata (Freciez), Luis Antonio Ché Cú, quien además dio a conocer que el Ejército instaló retenes en las carreteras que conducen a varios municipios, con el propósito de impedir la salida de contingentes que se movilizarán contra la "cumbre centroamericana", que se realizará en esta capital a partir de este lunes.
Por otra parte, en medio de fuertes medidas de seguridad comenzaron este domingo las reuniones preparatorias para el encuentro. Las sesiones se realizarán en privado, y los representantes de los medios de información no tendrán acceso.
Ché Cú, dirigente del Freciez y del Frente de Organizaciones Campesinas de Campeche, que aglutina a más de 3 mil hombres del campo, anunció la llegada de al menos mil 500 labriegos que pernoctarán en la capital desde este domingo y realizarán marchas de protesta contra la cumbre del PPP a partir de mañana. Los inconformes denuncian el manejo político electoral de los programas federales, y aseguran que no esperan ningún beneficio de dicho proyecto, sólo el despojo gradual de sus tierras.
De acuerdo con la agenda oficial preliminar, el presidente Felipe Calderón Hinojosa recibirá el lunes al mediodía, en el Aeropuerto Internacional de Campeche, a sus homólogos de El Salvador, Elías Antonio Saca González; Guatemala, Oscar Rafael Berger Palomo; Costa Rica, Oscar Arias Sánchez; Honduras, Manuel Zelaya; Panamá, Martín Torrijos; Belice, Said. W.Musa, y Colombia, Alvaro Uribe Vélez. Por la noche les ofrecerá una recepción de bienvenida. Los acuerdos del PPP se formalizarían el martes 10 de abril, en una declaración conjunta y una conferencia de prensa de los mandatarios.
También acudirán a esa reunión los gobernadores de Guerrero, Zeferino Torreblanca; Puebla, Mario Marín; Oaxaca, Ulises Ruiz; Chiapas, Juan Sabines; Quintana Roo, Félix González; Veracruz, Fidel Herrera; Tabasco, Andrés Granier; Yucatán, Patricio Patrón, y Campeche, Jorge Carlos Hurtado.
F. Bartolomé
Templo Mayor
Reforma, p. 12/Primera Sección *(...) Efectivos del Ejército, la Marina y la PFP tomaron posesión de las calles de Campeche con motivo de la llegada de los mandatarios centroamericanos que hoy y mañana se reúnen con Felipe Calderón.
El encuentro es para evaluar y darle continuidad al Plan Puebla-Panamá
Miguel Ángel Granados Chapa
Plaza Pública Reforma, p. 11/Primera Sección *Minas de oro
Bienvenidas las inversiones nacionales y extranjeras que reanimen la minería mexicana. Pero su actividad no debe ser exitosa a costa de la explotación de la gente y los recursos naturales y menos del equilibrio ambiental, la salud y el patrimonio histórico de ciudades como San Luis Potosí. Dos minas de oro en Guerrero y San Luis Potosí, propiedad de empresas canadienses (con socios mexicanos), de producción promisoria, han enfrentado y encaran aún conflictos con las comunidades en que operan. En el primer caso el diferendo parece haberse resuelto. En el segundo podría complicarse hasta llegar a la violencia. Tiempo de México en liderazgo en CA: Calderón Notimex/ La Jornada On Line - 09/04/2007 13:49 Mérida, Yuc. El presidente Felipe Calderón se pronunció por mirar más hacia el sur del continente y por un acercamiento a los países centroamericanos, pues "es tiempo de que México asuma su responsabilidad en el rol que le corresponde de equilibrio, ponderación y liderazgo nacional".
Al abanderar la Modernización del Periférico de Mérida, el Ejecutivo federal destacó las cualidades de México a unas horas de llevarse a cabo la Cumbre del Plan Puebla-Panamá en Campeche, en la que se espera la presencia de siete presidentes centroamericanos, ocho titulares de organismos internacionales y ocho gobernadores.
Acompañado por el gobernador Patricio Patrón Laviada, Calderón Hinojosa sostuvo que únicamente unidos y con una sola nación que mira hacia adelante, podremos enfrentar los nuevos retos que nos presenta una economía global y un mundo que nos compite ferozmente. "Un mundo en el que México está llamado a ser un lugar privilegiado, pues tiene todo para ganar", expuso el mandatario.
09 de abril de 2007 →
Opinión - Carlos Fazio
Felipe Calderón oxigena al PPP Hoy lunes y mañana martes, el presidente Felipe Calderón será anfitrión de una nueva ronda del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, que reunirá en Campeche a varios mandatarios centroamericanos y al colombiano Alvaro Uribe. El objetivo es "relanzar" y "fortalecer" al Plan Puebla-Panamá (PPP), mecanismo cuya paternidad ertenece al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidad con sede en Washington que responde a los intereses del Departamento del Tesoro de Estados Unidos y busca beneficiar a corporaciones privadas trasnacionales.
Lanzado con bombo y platillo en junio de 2001, el Plan incluyó a Belice, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y a la región sur-sureste de México (los estados de Puebla, Guerrero, Oaxaca, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán).
Desde un comienzo, los mandatarios de los países miembros adoptaron el plan como "política de Estado", con lo cual su permanencia quedó garantizada. Es decir, no obstante su ritmo semilento, que llevó de manera tramposa a un funcionario del BID a decir que era una "entelequia" o "algo irreal", y pese a los cambios de presidentes en los países del área, el avance del PPP ha sido sostenido; sobre todo, en la construcción de una infraestructura física multimodal y en la integración energética subregional. En octubre pasado, durante su primera gira centroamericana como presidente electo, Calderón anunció su decisión de "revivir" el PPP.
Dijo entonces que el desarrollo regional requiere de un "plan coherente y de largo plazo" que impulse "proyectos vitales" en materia de energía e infraestructura. En realidad, el Plan no es una entelequia y tampoco algo irreal, por lo que Calderón no necesita revivir nada. Lo que sucede es que ante la movilización y la organización ciudadanas en contra, desde finales de 2003, por recomendaciones del BID los gobiernos decidieron hacerlo invisible. Es decir, ocultaron o disfrazaron su desarrollo. A tal punto funcionó esa estrategia invisibilizadora, que muchos centros académicos y medios de comunicación lo dieron por muerto. Pero el PPP siguió avanzando de manera silenciosa. Manifestación genuina del capitalismo depredador de nuestros días, el Plan es un engranaje más de otros proyectos neoliberales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana y la desangelada Area de Libre Comercio de las Américas. Forma parte de un proyecto de alcance geoestratégico continental de Estados Unidos, para la competencia interimperialista con Japón y las potencias industrializadas de Europa, en el que participan sectores del gran capital financiero, consorcios multinacionales y las oligarquías locales. Dado que la zona del PPP es rica en petróleo, gas natural, agua, bosques, minerales y biodiversidad, y propicia para la generación de energía eléctrica, el plan opera como un mecanismo neocolonial que persigue la extracción o saqueo de la riqueza natural y la superexplotación de abundante mano de obra barata.
Uno de los objetivos centrales de los impulsores del Plan es la construcción de corredores de tránsito interoceánico que comuniquen la parte atlántica de Estados Unidos, donde se concentra la producción industrial y cerealera de ese país, con la cuenca del Asia-Pacífico, centro de la economía mundial. Junto a la propaganda sobre el desarrollo y la generación de empleo, en los documentos oficiales del PPP aparecen cinco palabras clave: comercio, inversión, sector privado y competitividad. Todos los planes en ejecución, en particular los que tienen que ver con la creación de corredores de integración vial (carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, canales secos interoceánicos), megaproyectos hidroeléctricos, agroindustriales y del sector turístico en la reserva de la biosfera maya, y la construcción de refinerías y gasoductos, tienen fines empresariales y propician la intervención del gran capital privado. En la porción mexicana del PPP, el propósito de Estados Unidos sigue siendo el mismo: imponer y favorecer a las corporaciones petroleras, muy ligadas a la administración de Bush; facilitar la privatización de las carreteras y las terminales aéreas y portuarias, la industria eléctrica, el agua y la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Asimismo, busca proteger a los terratenientes empeñados en el desarrollo agroindustrial y ganadero extensivo, y apoderarse sin restricciones de las enormes riquezas en biodiversidad de la selva Lacandona, en Chiapas, y los Chimalapas, en Oaxaca, que forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano que llega hasta Panamá. Pero además, el Plan responde a los intereses de "seguridad nacional" de Estados Unidos y forma parte de un reposicionamiento militar geoestratégico del Pentágono en América Latina, ante el descontento popular creciente producido por las políticas neoliberales. A eso responde, por ejemplo, la militarización del país y la paramilitarización de varios estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, donde hay presencia de grupos armados y una insurgencia social de nuevo tipo. En ese sentido, el componente represivo del PPP es de tipo contrainsurgente. El multimillonario botín que encarna el Plan es otra razón por la que fue impuesto Calderón mediante un nuevo fraude de Estado, que contó con el apoyo de la Casa Blanca y grandes compañías trasnacionales. Según funcionarios del BID, el PPP no tuvo el impulso que se requería en su etapa anterior por "la falta de liderazgo de Vicente Fox". Está por verse, ahora, si el espurio Calderón, con el apoyo del fascista Alvaro Uribe, otro socio cercano de Bush, tiene mayor suerte y logra vigorizar la anexión silenciosa en curso.
26 de marzo de 2007
Opinión; Carlos Fazio
Palamilitarismo y dominación Tras la llegada al gobierno de Felipe Calderón se ha iniciado una nueva fase en la guerra de baja intensidad en Chiapas. En el contexto de una militarización acelerada de la vida pública nacional, el renovado proyecto contrainsurgente en Chiapas adquiere modalidades propias ante el avance y consolidación de los municipios autónomos zapatistas en resistencia. Definido como el "enemigo interno", el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y sus bases de apoyo son el blanco de una nueva escalada de violencia en curso instrumentada por la Secretaría de la Defensa Nacional, en la que participan distintos cuerpos policiales de nivel federal y estatal, y que cuenta, además, con la reactivación de antiguas estructuras paramilitares y la presencia in situ de elementos de los cuerpos de paz estadunidenses. El objetivo encubierto es la "recuperación" del territorio en poder de los zapatistas. Es decir, la tierra y sus intereses: petróleo, gas, energía eléctrica, biodiversidad, agua dulce, maderas, uranio y la posibilidad de instrumentar megaproyectos depredadores al servicio del gran capital nacional y extranjero. La nueva etapa del conflicto tiene que ver con el anuncio de Calderón de que "revivirá" el Plan Puebla Panamá (PPP), que junto con la segunda fase del Plan Colombia y la Iniciativa de Integración de la infraestructura Regional de Sur América (IIRSA), forman parte de los esfuerzos geoestratégicos de Estados Unidos con vista a una restauración autoritaria de su hegemonía en América Latina para la competencia interimperialista con los megabloques de Europa y Asia-Pacífico. El resurgimiento y nuevo protagonismo de grupos paramilitares que irrumpieron en la geografía chiapaneca durante la gubernatura de Patrocinio González Garrido, y crecieron y se desarrollaron durante las gestiones de Julio César Ruiz Ferro y Roberto Albores Guillén, como Los Chinchulines, Paz y Justicia y MIRA, todos de filiación priísta, reconvertidos hoy en la Organización para la Defensa de los Derechos Indígenas y Campesinos (Opddic) y la Unión Regional Campesina Indígena (URCI), habla de una relación de causalidad entre las desigualdades sociales y la violencia política. La continuidad del modelo de arrasamiento de los últimos cuatro gobiernos neoliberales necesita del uso de la fuerza para proteger intereses económicos o para intentar transformarlos. Es a ese esquema de dominación autoritaria y clasista que resultan funcionales los grupos paramilitares. Su tarea es lograr, mediante la violencia, el desplazamiento forzoso de las bases de apoyo zapatistas para propiciar una relatifundización del territorio.
Si el plan de desterritorialización avanza, la "privatización"de la seguridad y el consecuente dominio paramilitar redundará en una reconcentración de la tierra en pocas manos. Por lo que se trata, en rigor, de una contrarreforma agraria violenta a favor de grupos transnacionales, que requieren la "liberación" del territorio para someterlo a la lógica del mercado. Las estrategias de violencia institucional y parainstitucional, iniciadas en 1995, son un aspecto fundamental en el desarrollo de los planes de ocupación territorial y garantía armada de los megaproyectos diseñados para Chiapas por el gran capital. En la dinámica económica trasnacional, la apropiación violenta del espacio y la gente adquieren, unívocamente, su resignificación como mercancía. En la actualidad, en los espacios controlados por los municipios autónomos zapatistas se afirma el derecho a la vida, al territorio, a la autodeterminación, a la organización, a la resistencia popular, a la identidad cultural.
Resistir es negarse a aceptar las propuestas de inclusión de su pensamiento, de su voluntad, de sus sentidos de representación en el mundo ocupado, no habitado, por perspectivas de agronegocios, obras de infraestructura y explotación de recursos naturales. Precisamente, porque dicha cultura de resistencia obstruye la mercantilización de la vida, los poderes fácticos recurren al sitiamiento militar-paramilitar, con apoyo visible en el terreno de la Policía Sectorial, la Agencia Estatal de Investigación, la Agencia Federal de Investigación, la Policía Federal Preventiva, las policías municipales y las redes de inteligencia del Cisen.
La clase dominante sabe que a través de la fuerza o de los mecanismos de seducción mercantil se deterioran y corroen los cimientos de la identidad. Por eso, de nueva cuenta, en la guerra contrainsurgente en curso utilizan a indígenas contra indígenas. En la coyuntura, los paramilitares de la Opddic y la URCI están siendo utilizados como invasores o despojadores. Su acción violenta contra los zapatistas (invasiones de tierras, secuestros, golpizas, incendios de aldeas, destrucción de milpas, robo de maíz,) y la amenaza de desatar una nueva fase del terrorismo de Estado en Chiapas servirán como mecanismos para la apropiación y legalización de la tierra por parte de neolatifundistas y agroindustriales voraces. La aspiración es que, como ocurre en Colombia bajo el control del presidente de los paramilitares, Alvaro Uribe, el círculo de la desterritorialización se cierre con la legalización de lo obtenido en la ilegalidad, mediante la violencia. La ofensiva neoliberal en Chiapas ocurre en el contexto de una violenta recomposición de fuerzas en el interior del actual Estado mafioso de dominación, signado por la militarización del país, los atisbos de mano dura calderonista y la salida a las calles de una ultraderecha beligerante hegemonizada por los sectores más reaccionarios de la jerarquía de la Iglesia católica.
CIDH Solicitarán activistas a la CIDH visitar Oaxaca
Octavio Vélez Ascencio
Oaxaca, Oax., 8 de abril.
Organizaciones sociales solicitarán a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) vistar Oaxaca para constatar ''la ruptura del principio de división de poderes, la existencia de grupos parapoliciacos y la criminalización de los defensores de derechos humanos'', entre otras anomalías. El colectivo de organizaciones, que se reunirá este lunes en la ciudad de México con miembros de la CIDH, dijo que expondrá cómo el gobierno de Ulises Ruiz legitima los abusos y consolida un estado autoritario. En tanto, el arzobispo de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello, afirmó que el conflicto político-social en la entidad no se ha solucionado porque no han sido atendidas sus causas.
Las agresiones, en Atenco, Oaxaca y Guadalajara, entre otros casos, señalan ONG Denunciarán ante la CIDH "patrón de violencia de Estado" contra mujeres VICTOR BALLINAS
Organizaciones no gubernamentales se reunirán esta semana con Florentín Menéndez, presidente de la CIDH, ante quien denunciarán el operativo contra la APPO, entre otros casos. En la imagen, marcha de la asamblea en el Zócalo, el 10 de diciembre Organizaciones no gubernamentales (ONG) expondrán esta semana ante el presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Florentín Meléndez, la violación de mujeres por policías en San Salvador Atenco en mayo de 2006; la agresión sexual contra la anciana Ernestina Ascención Rosario, en Veracruz; las torturas, las detenciones ilegales y la incomunicación de altermundistas en Guadalajara, Jalisco, y el desalojo violento de maestros e integrantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). El titular de la CIDH inicia este lunes una visita de trabajo al país por seis días, cuando se entrevistará con los secretarios de Gobernación, de Relaciones Exteriores, de la Defensa Nacional y de Seguridad Pública, además del titular de la Procuraduría General de la República (PGR). También se reunirá con las comisiones de Derechos Humanos del Senado y de la Cámara de Diputados.
Con las ONG sostendrá reuniones temáticas sobre acceso a la justicia, situación de los derechos humanos en Oaxaca -a raíz del conflicto magisterial y social- y en Chiapas, libertad de expresión y acceso a la información, entre otros. Las reuniones con funcionarios se realizaran por las mañanas -toda la semana-, y por las tardes se llevarán a cabo los encuentros con las ONG. Debido a lo apretado de la agenda, Meléndez no podrá visitar algunas cárceles, como él lo había expresado, y tampoco asistirá a Oaxaca ni a Chiapas, adonde las organizaciones lo habían invitado. En una reunión sobre los derechos femeninos, las ONG expondrán "la violencia de Estado contra las mujeres" en el caso de San Salvador Atenco, cometida el 4 de mayo de 2006. A las mujeres, "ya detenidas, golpeadas y a bordo los autobuses en que las trasladaban de San Salvador Atenco, estado de México, a Toluca, hincadas, (los policías) les ordenaron subirse la ropa de la cintura para arriba, y ahí las toqueteaban, hurgaban en sus sexos, en su ano, les introducían objetos, las mordían y algunas fueron obligadas a tener sexo oral", señalan los informes de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre el caso.
Las organizaciones denunciaron que fueron 47 las mujeres detenidas y casi todas sufrieron violencia física, verbal y sexual, y ante el presidente de la CIDH expondrán que "esta situación ilustra un patrón de violencia contra la mujer ejercida por el Estado por conducto de los cuerpos policiacos", que además "gozan de impunidad".
Expondrán otros casos de violencia contra mujeres, como el ocurrido en Guadalajara el 28 de mayo de 2004, en la Cumbre de Unión Europea, Latinoamérica y el Caribe.
Presentarán el caso más reciente, de Ernestina Ascencio Rosario, "quien fue violada por militares en febrero pasado, y después falleció".
Otro caso es el de Valentina Rosendo, "ultrajada por soldados" el 16 de febrero de 2002. Expondrán las detenciones arbitrarias, las retenciones ilegales, la incomunicación, el trato cruel y degradante y la tortura a que fueron sometidas las personas detenidas en las protestas contra la cumbre en Guadalajara. A pesar de que la CNDH emitió una recomendación por violaciones graves a los derechos humanos cometidas en la capital de Jalisco, no la aceptó el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña, actual titular de la Secretaría de Gobernación. Adrián Ramírez, presidente de la Liga Mexicana de Defensa de los Derechos Humanos, explicó que en las reuniones agendadas con el titular de la CIDH se tratará el tema de la desaparición de la Fiscalía Especial para los Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, creada en el gobierno foxista para esclarecer los casos de desaparecidos de la guerra sucia, y sin lograr resultados fue desaparecida. Se hablará sobre la criminalización de la protesta; es decir, señalarán que el gobierno no resuelve los problemas, deja que las demandas crezcan y cuando la sociedad se moviliza, la policía rompe las protestas y detienen a los participantes, que son torturados y encarcelados. Podrán como ejemplo los casos de los altermundistas en Guadalajara, los operativos violentos en Atenco, la represión magisterial y social de Oaxaca y el conflicto minero en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas, entre otros. Fabián Sánchez, director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, informó: "no hay agenda para que se presenten nuevos casos, pero en las reuniones se hablará en general sobre la situación de los derechos humanos en el país y, desde luego se expondrán los casos de Atenco, Oaxaca, Mineros, Guadalajara, entre otros". Al titular de la CIDH se le expondrá el caso del Guillermo Vélez, el joven que fue detenido y asesinado por tortura por elementos de la PGR en 2002.

MADERAS DEL PUEBLO DEL SURESTE,AC "LA VICTORIA SERÁ NUESTRA"

¡Por el respeto a la voluntad popular!

¡Por la libertad de todos los presos políticos del país!

Comité de Enlace Latinoamericano y Caribeño (CELC)

Página Web: http://www.celc.mx.gs

Correo electrónico: enlace_latinoamericano@yahoo.com.mx